La Deuda, un instrumento de opresión de los pueblos, por PACD-Madrid

La crisis económica desatada en 2007 ha provocado una disminución en los ingresos y un aumento de los gastos del Estado. Ambos procesos —agravados por las reducciones fiscales a las grandes empresas y las ayudas públicas al sector financiero— han conducido a un notable incremento de la deuda de los PIGS, el acrónimo peyorativo con el que los medios de comunicación anglosajones se refieren a Portugal, Italia, Grecia y España.

De resultas, los pueblos de la Europa meridional sufren duras políticas de contención del gasto que pretenden —según los gobernantes y las instituciones internacionales— hacer frente a los compromisos contraídos con sus acreedores (principalmente bancos alemanes y franceses). Así, casi de repente, la deuda —que en el caso español tiene principalmente un origen privado— ha entrado en nuestras vidas en forma de recortes, precariedad y bajadas de salarios.

Sin embargo, no se trata de un fenómeno nuevo: hablamos de un problema con una truculenta historia a sus espaldas. Ahora que algunas naciones del Norte desarrollado padecen sus efectos devastadores, quizás sea oportuno reflexionar sobre el tétrico rastro dejado por la deuda en su paso por los países de la periferia del sistema capitalista.

En los años sesenta, los pueblos africanos no acababan de conseguir la independencia política de las antiguas colonias cuando comenzaron a sufrir —con la connivencia de unas elites locales (a veces formadas en Europa y en Estados Unidos) corruptas y despóticas— una nueva tiranía en forma de deuda.

En los setenta fueron las naciones latinoamericanas las que se unieron al grupo de países que comenzaron a endeudarse al reclamo de los bajos tipos de interés. Durante este periodo, los grandes bancos y las organizaciones financieras internacionales inundaron el mundo poscolonial de crédito barato que en muchas ocasiones nutrió el despilfarro y la corrupción. No obstante, la bajada en el precio de las materias primas a finales de esa década, unida a la exorbitante subida del tipo de interés decretado por Estados Unidos, complicó el pago de unas deudas que se habían desbocado en los años anteriores, alimentadas por el excedente de capitales y la sobreproducción en las prósperas potencias occidentales.

Fue entonces cuando, para rescatar del ignominioso abismo del default a las naciones en vías de desarrollo, entraron en escena el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), dos instituciones financieras mundiales caracterizadas, desde su fundación en la Conferencia de Bretton Woods en 1944, por un proceso de toma de decisiones escasamente democrático y controlado por sus miembros más poderosos.

Tanto el FMI como el BM concedieron a los países deudores préstamos condicionados a la puesta en marcha de Planes de Ajuste Estructural, que tuvieron unos costes sociales y medioambientales muy gravosos para los sectores populares que precisamente menos se habían beneficiado de una deuda a menudo contraída de forma ilícita. En efecto, aunque en muchos casos se trataba de una deuda ilegítima —por vulnerar la dignidad de los pueblos y los principios del derecho internacional—, tales programas priorizaron el pago a los acreedores sobre la satisfacción de las necesidades básicas de la población, obligando a los Estados rescatados a cumplir con una estricta dieta neoliberal que incluyó recortes en servicios sociales y pensiones, bajadas de salarios, despidos, privatizaciones, impuestos regresivos, etcétera. Las desastrosas consecuencias de estas políticas antisociales se tradujeron en el aumento de la pobreza y del desempleo, la desindustrialización, la destrucción de un balbuciente Estado del Bienestar y el profundo ensanchamiento de la brecha social y de las desigualdades entre ricos y pobres. Todo ello sin olvidar los efectos que en términos de sobreexplotación de los recursos naturales, degradación de los ecosistemas y pérdida de la soberanía alimentaria también llevaron consigo los métodos austericidas impuestos por el FMI y el BM.

En fin, la sociedad española debe aprender de las lúgubres enseñanzas que dejan los ejemplos del Sur, donde la aplicación de la agenda neocapitalista supuso décadas de estancamiento económico, sin que los esfuerzos realizados sirviesen para aliviar los intereses abusivos de una deuda impagable.

Pero no todos perdieron en este juego fruto de las relaciones económicas desiguales entre el centro y la periferia del sistema capitalista. Sin duda, los grandes beneficiarios fueron los acreedores, que a través de este mecanismo consiguieron suplantar la soberanía nacional de los países endeudados, poniendo los recursos de estos Estados al servicio de sus intereses. De hecho, la deuda ha sido utilizada en muchas ocasiones para obligar a los Estados a abrir sus mercados a la entrada productos extranjeros, a privatizar los servicios públicos en beneficio de empresas privadas, a permitir la explotación y extracción de recursos naturales por parte de multinacionales, o incluso para favorecer cambios de Gobierno y compra de votos en los organismos internacionales.

El mecanismo de la deuda incrementa la vulnerabilidad política y la dependencia económica de los Estados afectados, con la consecuente perpetuación de unas relaciones Norte-Sur basadas en la desigualdad y la injusticia sobre las que descansa el poder de las elites del capitalismo mundial.

Las experiencias de los países en vías de desarrollo durante las cuatro últimas décadas dejan bastante claro que la deuda funciona como un instrumento de dominación neocolonial, como una sutil herramienta de presión política que sirve para salvaguardar los intereses económicos, comerciales, estratégicos y geopolíticos de las principales potencias del Norte, sin necesidad de recurrir al empleo de la fuerza y de la conquista militar, como ocurriese en la época del imperialismo. Por tanto, la deuda puede ser considerada como una carga inmoral que pretende tiranizar a unos pueblos que hoy más que nunca deben gritar «No debemos, no pagamos».

Publicado en: madrid15M, Febrero de 2013 / Nº11

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Manifiesto. Pueblos Unidos contra la Troika: 1 de junio Manifestación Internacional

Manifiesto. Pueblos Unidos contra la Troika: 1 de junio Manifestación Internacional. MAREA EUROPEA. Contra los recortes y por una verdadera Democracia.

Las brutales e inhumanas políticas de ajuste impuestas por la odiosa Troika (el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea) con la ayuda de los gobiernos cómplices, están causando en Europa la mayor crisis de la democracia de las últimas décadas. Millones de personas estamos siendo condenadas al paro, la pobreza e incluso a la muerte por una deuda ilegítima e impagable, que en su mayor parte es privada; de bancos, grandes empresas y entidades financieras. El rescate Europeo a la banca, avalado y garantizando por el Estado, una vez más privatiza los beneficios mientras socializa las pérdidas y a cambio exige recortes sangrantes.

Con la excusa de la crisis de la deuda han modificado la Constitución (Art.135.3) sin escuchar nuestra voz en referéndum, imponiéndonos el desmantelamiento de los servicios públicos como la Sanidad o la Educación que son entregados al sector privado como “oportunidad de negocio”, vulnerando así los derechos sociales y laborales conquistados en las últimas décadas. Con ello se ha provocado, además, que miles de familias de los países afectados pierdan su vivienda y su vida diaria.

La disolución de las fronteras entre lo público y lo privado alimenta una corrupción impune que envilece nuestra sociedad y pervierte la política en su papel insustituible de instrumento de acción ciudadana. El objetivo de las privatizaciones es el expolio, la concentración de la riqueza y la profundización en las reformas neoliberales.

Ya sea a través de los memorandos impuestos por la Troika a Grecia, Irlanda, Portugal o Chipre o del rescate financiero en el caso del Estado Español se está produciendo un trasvase de dinero público a las entidades financieras a costa de la pérdida de derechos básicos, el empobrecimiento generalizado de la población y el aumento de la desigualdad social en toda Europa.

Sabemos que el modelo de desarrollo insostenible de las últimas décadas basado en un alto consumo de recursos energéticos y materias primas ha llegado a su fin. Frente al crecimiento ilimitado de la economía financiera y especulativa es necesario un cambio de rumbo, pero no para salvar a los bancos sino a las personas, a las generaciones futuras y al planeta.

Este cambio de rumbo debe partir de una democratización de Europa, desde sus ciudadanos/as, para que los derechos de las personas y las decisiones políticas democráticas se impongan a la avaricia de las instituciones y mercados financieros y de las grandes multinacionales.

Cuando celebramos el segundo aniversario del 15M, de la toma de conciencia política de la ciudadanía, de los nuevos movimientos sociales que están construyendo desde abajo alternativas a las políticas neoliberales a través de las asambleas, las mareas y las plataformas, sabemos que nuestra lucha es internacional y exige la convergencia de la ciudadanía de todos los países afectados.

En Europa, diversos colectivos procedentes del Estado Español, Francia, Italia, Grecia, Chipre, Irlanda, Inglaterra, Escocia, Alemania y Eslovenia reunidos en Lisboa el pasado 26 de abril invitados por el movimiento portugués ’Que se Lixe a Troika’ hacemos un llamamiento a una protesta internacional descentralizada el próximo 1 de Junio contra las políticas de ajuste del déficit bajo el lema “Pueblos Unidos contra la troika”.

Este es el comienzo de un proceso descentralizado, inclusivo y participativo. Queremos construir colectivamente, uniendo nuestras fuerzas y acciones, protestando internacionalmente contra la Troika. Llamamos a todas las personas, con o sin partido, con o sin trabajo, con o sin esperanza, a unirse a esta propuesta el próximo 1 de Junio. Apremiamos a todas las organizaciones políticas, movimientos sociales, sindicatos, partidos, colectivos, grupos informales, a unirse en esta jornada internacional.

Queremos seguir ampliando nuestras alianzas, tanto a nivel nacional como internacional, ya que somos conscientes de que sólo la suma de nuestras voces podrá detener las nuevas oleadas de recortes que se están preparando. Los pueblos de Europa han demostrado que no están dispuestos a asumir más sacrificios inútiles. Ha llegado el momento de demostrar nuestra capacidad para coordinar la lucha por otra Europa, la Europa de las personas.

De norte a sur, de este a oeste tomemos las calles en toda Europa contra la Troika.

Por la Democracia, la Libertad y los Derechos sociales. No al golpe de estado financiero. No debemos, no pagamos.

Hay alternativas. Hay soluciones:

Por la Justicia social y ambiental.

Por la Transparencia y la Democracia Participativa.

En defensa de unos Servicios Públicos y Universales.

Por una Auditoria Ciudadana de la Deuda. Contra la Deuda ilegítima.

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Gestionar "lo común", por Montserrat Galcerán

Este texto es un breve fragmento del libro Deseo (y) libertad. Una investigación sobre los presupuestos de la acción colectiva, de Montserrat Galcerán, publicado por Traficantes de sueños bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España. Agradecemos su generosidad a la autora y a la editorial.


Negri finalizaba la respuesta a Macherey antes mencionada* recordando que «la ambición de la multitud no es tomar el poder, sino gestionar lo común». Si eso es así, entonces, dada la inmanencia de «lo político» en lo social y laboral, la política deja de ser «el arte de gobernar» a los otros, para pasar a ser la «experiencia genéricamente humana de comenzar algo nuevo, la exposición a los ojos de los demás, una relación íntima con la contingencia y lo imprevisto» [P. Virno, Gramática de la multitud, Madrid, Traficantes de sueños, 2004, p. 49].
En consecuencia podemos decir que, frente a la gramática antigua del arte de la dominación, la «nueva política», en tanto que arte de la composición, se basa en algunas reglas básicas:

1. La política no es el arte de gobernar y de dominar, sino el esfuerzo por construir y preservar el común. Al viejo modelo de la política de la dominación, incluso cuando se sustenta en la idea de que un colectivo no puede sobrevivir sin que alguien mande en él, estamos en condiciones de contraponer la política como la constitución de las normas, las reglas, los hábitos y las disposiciones del vivir común. Las oposiciones, las resistencias y las alianzas tienen que delinearse de nuevo sobre la confluencia de los intereses básicos de las poblaciones, redimensionando las preferencias. A pesar de las profundas diferencias y contraposiciones entre unos y otros sectores de la población mundial, están empezando a emerger algunos puntos clave, tales como la exigencia de igualdad y respeto por las mujeres, la exigencia de mantener y cuidar el planeta, o la exigencia de no destruir las propias raíces del vivir colectivo. En último término la exigencia de cuidar nuestro vivir común.

2. La política no tiene tanto que ver con la representación como con la expresión y la constitución. No se trata de que los políticos profesionales o los partidos deban plantear a otro nivel las exigencias de los movimientos, sino de ampliar el espacio de la movilización de éstos, su capacidad de injerencia, su fuerza para construir institución y para marcar las normativas que sean precisas para garantizar los derechos exigidos y para hacer perdurar las formas de acción común. Con esa política directa los movimientos sacan la enseñanza de que ellos mismos poseen la capacidad política para modificar las relaciones del entorno, si bien esa constatación choca en la mayoría de los casos con la rigidez del sistema político, impermeable a nuevas formas de hacer política. La política de la representación resulta ser un fuerte freno a la propia actividad política y en ningún caso su representante.

3. La politización de cuestiones colocadas tradicionalmente al margen de la política. Entre estas cuestiones hay un trasfondo común que resulta esencial y es la cuestión de la reproducción social y de la propia supervivencia. La crítica al capitalismo se amplía con la constatación del alto grado de destrucción ligada a ese sistema político que precariza el vivir hasta límites impensables. La precarización entendida como las dificultades creadas a los seres humanos para acceder de forma continua y asegurada a las fuentes de renta que les permitan mantenerse en vida, es un rasgo distintivo del capitalismo actual en su desprecio por las consecuencias de sus propias políticas.

4. Una práctica política flexible, articulada en organizaciones reticulares, que permita una transferencia rápida de conocimientos, recursos, actividades, etc. Ciertamente esta forma de organización tropieza con serias dificultades a la hora de tomar decisiones vinculantes o de hacer avanzar determinadas iniciativas pero tiene la ventaja, frente a las organizaciones tradicionales verticales y mucho más homogéneas, que no coarta las diversas disponibilidades y ofrece un campo mucho más rico para el despliegue de la propia creatividad. Ofrece además un territorio fértil para las nuevas tecnologías de la comunicación que empiezan a ser imprescindibles en estas nuevas formas de hacer política.

* La autora hace referencia a un texto de A. Negri [«Réponse a P. Macherey», Multitudes, n. 22, 2005] en el que responde a unas observaciones de Pierre Macheray [presentación del libro Multitud, M. Hardt y A. Negri, Citéphilo, Palais des Beaux-Arts, Lille, 19/11/2004, en http://stl.recherche.univ-lille3.fr/sitespersonnels/macherey].

Publicado en Revista Trasversales Número 14 primavera 2009.
 
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Los vecinos de la comarca de Campos de Hellín se enfrentan a la realidad de la Fracturación Hidráulica, por Víctor García de Lucas

En los últimos meses los vecinos de la Comarca de Campos de Hellín se han familiarizado a la fuerza con la técnica de la Fracturación Hidráulica, una agresiva y peligrosa técnica con la que se pretende extraer gas natural de capas profundas de pizarra en la Comarca.

Cuando el pasado 7 de Marzo, en la primera Charla sobre la Fracturación Hidráulica en la Comarca, se desveló el proyecto LEO (que afecta a la parte Sureste del Municipio de Hellín), casi nadie había oído hablar de esa técnica (también conocida por el término inglés “Fracking”), solo unas decenas de personas acudieron a la Charla y muy pocos medios se hicieron eco de la misma (1). Sin embargo, cuando unas pocas semanas después EQUO desveló la existencia del proyecto ARIES-1 (2), que afecta a la mayor parte de la comarca, los ayuntamientos de Hellín, Tobarra, Albatana, Ontur y Fuente-Álamo se opusieron frontalmente a la introducción de la fractura hidráulica en la región y los medios comenzaron a dar mayor cobertura al asunto (3). 

Desde ese momento, el interés generado entre la ciudadanía y la participación en las charlas no han hecho sino aumentar. Al nacimiento de la Plataforma Campos de Hellín contra el Fracking han acompañado una campaña de charlas informativas en todos los pueblos afectados y una campaña de recogida de firmas que aun continuará en los próximos meses. En las 10 charlas que se han dado (5 de ellas en el instituto de Tobarra) durante las últimas semanas, las reacciones de los asistentes han pasado del desconocimiento inicial a la sorpresa e indignación. La reacción negativa de los asistentes, no solo se debe a los dañinos efectos que la técnica puede tener sobre su salud y seguridad, sino también porque nadie les haya informado hasta ahora de un proyecto que lleva en marcha desde 2009. Efectivamente, ni desde los Ayuntamientos ni desde la ciudanía se puede entender cómo es posible que una empresa particular lleve adelante un proyecto semejante sin avisar de que se está realizando ni informar sobre sus posibles efectos. 

En este ambiente, y con una situación similar en las comarcas de Campo de Montiel y La Mancha, se puede entender el éxito de la manifestación unitaria realizada en Albacete el 18 de Mayo que congregó a más de un millar de personas (4). En la manifestación se exigió a la diputación una coherencia con la salud y la seguridad de sus ciudadanos que fue incapaz de mostrar cuando el pasado 4 de Abril no apoyó una moción contra la proliferación de esta técnica en la provincia (5). 

Pasada esta primera fase informativa, los ciudadanos de la comarca se plantean ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo podemos parar esto?

Desde la administración se puede hacer mucho, los ayuntamientos pueden poner muchas barreras a las empresas, pero son diputación y comunidad autónoma las que tienen gran parte de la decisión sobre las imprescindibles actuaciones en carreteras, caminos o sobre la modificación en cubierta vegetal. En última instancia, el ministerio de industria y el gobierno central tienen la última palabra.

Desde la ciudadanía también se puede hacer mucho. Las movilizaciones, recogidas de firmas y reflejo en las encuestas de la preocupación por el tema pueden hacer que los políticos concienciados no se olviden del asunto y que los que hasta ahora han hecho caso omiso, se replanteen su posición. La difusión del problema, y las acciones de protesta son otras actuaciones que pueden llegar a ser fundamentales para la visualización del problema.

La participación activa en la Plataforma Campos de Hellín contra el Fracking es una de las formas de luchar contra la introducción de la Fractura Hidráulica en la comarca. Se pueden aportar ideas, colaborar en las campañas en marcha, firmar, difundir la campaña de recogida de firmas o participar en los eventos y acciones que van teniendo lugar. La página web de la Plataforma es: www.camposdehellincontraelfracking.com y su correo electrónico es: camposdehellincontraelfracking@gmail.com





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Lo que quiere decir la PACD cuando habla de Auditoría Ciudadana de la Deuda y de Deuda Ilegítima, por PACD-Barcelona

Partidos políticos y la auditoría


El pasado 12 de marzo el grupo parlamentario Izquierda Plural (IU, ICV-EUIA y CHA) presentó en el Congreso de Diputados una proposición no de ley sobre la “creación de una Auditoría de Deuda Pública”, así como de una “comisión que determine los criterios económicos y sociales con los que poder calificar como odiosa parte de la deuda”.

Casi al mismo tiempo, los grupos de ICV por un lado y la CUP por otro, interpelaron al Gobierno de la Generalitat de Catalunya en el Parlament sobre la cuestión de la deuda, interpelaciones que derivaron en sendas mociones que proponen la realización de una auditoría de la deuda pública catalana. Por su parte, la coalición Compromís en el País Valencià (Bloc, IdPV y Verds) hizo público el pasado 20 de marzo un informe sobre la ilegitimidad de la deuda valenciana, y propone auditar “las cuentas de la Generalitat Valenciana para comprobar si la deuda pública responde a necesidades del funcionamiento operativo o a otras causas, con lo que identificaremos y cuantificaremos la conocida como “deuda ilegítima”.

También en el Parlamento Europeo el grupo de los Verdes / ALE ha conseguido introducir en el Informe Gauzés – sobre el refuerzo de la supervisión económica y presupuestaria de los Estados miembro que experimentan o corren riesgo de experimentar graves dificultades en la estabilidad financiera dentro de la zona euro- la propuesta de realizar auditoría de deuda pública.

Desde que en Octubre de 2011 la propuesta de realizar una auditoría ciudadana de la deuda española surgiera de un encuentro entre diferentes movimientos y organizaciones sociales, asumiendo como propia una propuesta de movimientos sociales del Sur, varios partidos políticos también han adoptado como suya la propuesta de la auditoría de la deuda pública como herramienta para luchar contra el pago de deudas ilegítimas, tanto incluyendo dicha propuesta en sus programas electorales como haciendo propuestas concretas en las instituciones en las que están presentes.

Resulta alentador que la propuesta de analizar de forma integral el origen, composición, gestión e impactos de la deuda pública se convierta en una prioridad para algunos partidos políticos. Difundir y reclamar el derecho de la ciudadanía a conocer qué se esconde tras una deuda que está pagando a costa de recortes y reformas no puede sino alegrarnos. Entendemos sin embargo que se trata de propuestas distintas que, aunque complementarias, se dotan de metodologías y aspiran a objetivos diferentes.

De la misma manera resulta importante que conceptos como el de deuda ilegítima (así, sin comillas) dejen de ser de uso casi exclusivo por parte de activistas y movimientos sociales, y pasen a formar parte del vocabulario de partidos políticos y ciudadanas en general. Sin embargo, entendemos que quién y cómo se definen esas deudas ilegítimas no debe ser algo que quede sólo en manos de las instituciones o de los partidos políticos, sino que debe ser fruto de un debate ciudadano amplio y participativo.

Una Auditoría Ciudadana es …

Desde la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda ¡No Debemos! ¡No Pagamos! (PACD) proponemos el proceso de Auditoría ciudadana como un instrumento, un mecanismo al alcance de toda la población para analizar de manera crítica la política de endeudamiento llevada a cabo por las autoridades de nuestro país, así como el impacto de esta política sobre la población. No queremos que la auditoria se limite a un análisis de expertos de datos financieros, sino que proponemos un análisis más amplio y profundo que abarca desde los recortes en los derechos fundamentales de los ciudadanos, en el medio ambiente y la falta de transparencia, hasta el derecho de control que tienen los ciudadanos sobre aquellos que gobiernan, y promover con ello una participación más activa en los asuntos públicos. La auditoría ciudadana la entendemos como un proceso para, colectivamente, comprender cómo hemos llegado hasta la situación actual, qué impactos económicos, sociales, culturales, ambientales, de género y políticos ha tenido el proceso de endeudamiento. Sólo a través de esta comprensión colectiva podemos, desde una ciudadanía informada, proponer alternativas que realmente respondan a las necesidades e intereses de la población (y no de los mercados, las élites económicas y los acreedores). Una auditoría no como una tarea de expertos, sino como un proceso ciudadano de educación popular y empoderamiento, por el que recobremos el control sobre nuestra economía y nuestras vidas, sobre el modo en que producimos, el modo en que consumimos y en definitiva nos relacionamos con el entorno.

El objetivo no es tan sólo dirimir entre deudas legítimas e ilegítimas, sino denunciar un sistema financiero y un funcionamiento de las instituciones supuestamente democráticas que atenta contra el bienestar y los derechos de la población, a la vez que nos debe permitir construir nuevos modos para evitar caer de nuevo en endeudamientos ilegítimos. El movimiento ciudadano que se constituyó hace un año de forma explícita en la PACD, nació con el objetivo de promover un cambio del modelo económico y social. Entendemos que la denuncia del mecanismo de endeudamiento que cimienta el sistema económico mundial y que genera profundas injusticias, es un elemento más en esa lucha contra el sistema capitalista y la ideología neoliberal. La auditoría ciudadana nos debe permitir aportar nuestro grano de arena a un nuevo paradigma económico que no se base en la deuda. Queremos también contribuir a la recuperación de la soberanía de la ciudadanía, a través de espacios de aprendizaje y de democracia participativa, dotando a la sociedad de una herramienta de empoderamiento a través de la cual luchar por la transparencia, la democracia y la justicia social. Obviamente nuestro objetivo final es conseguir “no pagar la deuda ilegítima y denunciar a los culpables, exigiendo responsabilidades”, pero hacerlo desde la base, con una mayoría de la población respaldando esa demanda.

Lo queremos hacer además sin limitarnos a un ámbito territorial (el estatal, autonómico o local), sino abordando los diferentes espacios de endeudamiento institucional, desvelando que este problema es el resultado de una dinámica económica y política que va más allá de nuestras fronteras. Nuestra crisis es la de Grecia, Chipre, Portugal o Islandia, pero también la de Argentina, Ecuador, Túnez, Zimbabue o Filipinas. Si la deudocracia es global, los procesos de auditoría también lo deben ser, y por ello nos coordinamos desde abajo con otros movimientos similares a través de redes como ICAN (Red Internacional de Auditorías Ciudadanas de la Deuda)

El proceso de auditoría ciudadana que proponemos desde la PACD está aún por armar, porque la estamos armando entre muchas. Queremos que paralelamente al trabajo de análisis de la deuda del Estado se realicen auditorías sectoriales (sanidad, educación, medio ambiente, de género, eléctrica…) o de diferente ámbito (municipal, autonómico y estatal), lo que hace más relevante trabajar en colaboración con el resto de movimientos y unir fuerzas, recursos y esfuerzos. Cada movimiento ciudadano, cada lucha sectorial, cada comité de trabajadoras, cada asamblea local, constituye una fuente de información de primera mano sobre lo que ha envuelto al proceso de endeudamiento de las diferentes instituciones públicas, así como acerca de los principales impactos de la deuda y de las medidas de austeridad impuestas para pagar esa deuda. En este sentido, entendemos que el proceso de Auditoría Ciudadana debe estar abierto a todas, incluidos partidos políticos (siempre y cuando no sean parte implicada en el proceso de endeudamiento que se esté auditando).

Entendemos que las propuestas de Auditoría de la deuda pública que presentan los diferentes partidos políticos en las instituciones no suplen sino que complementan la tarea de la Auditoría Ciudadana. Es importante que, en caso de conseguirlo, las auditorías institucionales sean transparentes y permitan a la población acceder a la información y documentación que facilite el proceso de auditoría ciudadana. A la vez sería deseable que se reconozca el trabajo ya realizado por la ciudadanía, sea en el marco de la PACD o fuera de ésta, a la hora de proponer en una institución una Auditoría de la Deuda Pública. Vemos muchas posibilidades de colaboración entre los dos procesos, siempre y cuando haya ese reconocimiento al proceso ciudadano, puesto que será la ciudadanía la que en última instancia deba determinar qué deudas son ilegítimas y por tanto no deban ser pagadas.

Una deuda es ilegítima cuando …


“Entendemos que hay indicios más que suficientes de ilegitimidad en la generación de deuda que el Gobierno español, junto con la UE o los gobiernos autonómicos y locales, están utilizando como justificación para aplicar sus políticas de austeridad. Por eso, exigimos el derecho a saber, a conocer los detalles del proceso que nos ha llevado a esta situación y para ello proponemos la realización de una Auditoría Ciudadana de la Deuda, auditoría que nos permitirá evidenciar la ilegitimidad de esta deuda y tener a la vez más fuerza para exigir el NO PAGO de la DEUDA“. Así se presentaba la PACD cuando hace un año celebró su primer encuentro estatal con más de un centenar de activistas de todo el Estado. Pero, ¿qué entendemos por deuda ilegítima?

Desde hace años los movimientos sociales del Sur y del Norte vienen denunciando que no todas las deudas deben ser pagadas. Existen deudas que comportan violaciones de derechos humanos y derechos económicos, sociales y culturales de la población, que atentan contra el desarrollo de una vida digna, que generan desigualdades, beneficiando a una élite mientras perjudican a la mayoría de la población, que atentan contra la soberanía o que son producto de corrupción o de la mala gestión del gobierno. Estas deudas pueden ser consideradas ilegítimas, injustas o incluso contrarias a los principios de derecho internacional.

Hay deudas que incluso se pueden considerar odiosas. Según el derecho internacional y la doctrina elaborada por Alexander Sack en 1927 una deuda puede ser considerada odiosa cuando: (1) haya sido contraída por un régimen despótico, dictatorial, con el objetivo de consolidar su poder, (2) en contra del interés de la ciudadanía y/o en el interés personal de los dirigentes y de las personas próximas al poder, y (3) con el conocimiento del destino odioso de los fondos prestados por parte de los acreedores (debe cumplir estas tres condiciones).

A diferencia del concepto de deuda odiosa, la deuda ilegítima no es un concepto técnico o jurídico, definido por expertos técnicos, sino que es un concepto ideológico, político. Está en manos de la ciudadanía definir en cada momento histórico aquello que es racionalmente injusto y por tanto ilegítimo. Por ello desde la PACD trabajamos con un concepto de deuda ilegítima que va evolucionando a medida que vamos avanzando en el proceso de Auditoría Ciudadana, y que no abarca tan sólo los aspectos financieros de la deuda.

En este sentido, entendemos que el concepto utilizado por Compromís en el informe que recién han publicado, limita en exceso lo que se entiende como deuda ilegítima. “Es deuda ilegítima todo el dinero que la Generalitat Valenciana ha inyectado para financiar y/o equilibrar el déficit (pérdidas) por la negligente gestión de sus empresas públicas mediante ampliaciones de capital (adquisición de acciones o participaciones) y también el dinero prestado a terceros sin que hagan nada para que lo devuelvan”. Esta definición excluye por ejemplo la deuda en que ha incurrido la Generalitat Valenciana para financiar infraestructuras inútiles o en la que haya habido corrupción, malversación de fondos o mala gestión. De la misma forma, la propuesta presentada por Izquierda Unida en el Congreso en nombre del grupo Izquierda Plural parte de la misma concepción de deuda ilegítima (aunque en ocasiones se confunde en la proposición no de ley con el de deuda odiosa), limitándolo a la deuda adquirida “no para hacer frente a los gastos corrientes o de inversión en la economía real sino para prestar el dinero de nuevo en condiciones favorables a sujetos privados cuyos intereses no son necesariamente coincidentes con los de los ciudadanos”. Al limitar el ejercicio de auditoría a una serie de cálculos financieros han limitado también el alcance de lo ilegítimo.

Como reconoce la propuesta de IU en el Congreso de Diputados, dicho concepto se deriva del informe del técnico de hacienda D. Agustín Turiel. Pero dicho informe concluye que “En realidad la deuda pública ilegítima es mucho mayor: este informe no ha examinado (…) la ilegitimidad por otros conceptos que los estrictamente económicos”. Si bien estos ejercicios de auditoría financiera son interesantes, es importante dejar claro que el concepto de deuda ilegítima no puede limitarse a ello.

Entendemos además que una deuda se puede originar a través de mecanismos justos, pero esa deuda no puede considerarse legítima si su pago condiciona el bienestar e incluso la supervivencia de la población. Las deudas no “deben ser pagadas” a costa de los derechos, y mucho menos en contra de la voluntad de la ciudadanía.

Consideramos que la legitimidad de las instituciones y de aquellos que ostentan el poder político debe emanar de la ciudadanía. Sin embargo vivimos en una época en que las instituciones supuestamente “democráticas” han perdido toda su legitimidad, porque actúan en perjuicio de su ciudadanía, y a falta de ésta legitimidad recurren a la coacción. En ausencia de referentes para legitimar las políticas, la única legitimidad que sigue viva, la única que podemos invocar, es la que emana de la voluntad del pueblo. Y por tanto debe ser esta voluntad popular la que defina qué deudas deben ser pagadas y cuáles, por el contrario, deben ser consideradas ilegítimas y por tanto deben ser anuladas. Somos por tanto la ciudadanía la que pone la medida de lo que se debe pagar y de lo que sencillamente hay que repudiar.

Y por todo ello abogamos por una auditoría ciudadana que defina desde la base qué es la deuda ilegítima.

La Auditoría de la deuda, patrimonio de nadie, herramienta para todas


Desde la PACD no pretendemos dar lecciones a nadie ni imponer nuestra visión de cómo creemos que debe ser una auditoría de la deuda (ciudadana) y quién debe definir qué deudas son ilegítimas (la ciudadanía) ni cómo (desde abajo y participativamente). Entendemos que la Auditoría de la deuda es una herramienta que puede cumplir múltiples funciones, adoptar múltiples metodologías y realizarse en espacios muy diversos.

Siendo importante distinguir entre las propuestas que algunos partidos políticos han realizado en los parlamentos autonómicos, del Estado y Europeo, y la propuesta de Auditoría Ciudadana, vemos que ambas son propuestas complementarias, que no deben competir sino cooperar y retroalimentarse. Pero entendemos también que es importante no limitar el concepto de deuda ilegítima a una cuestión técnica ni económica como se viene definiendo en esos procesos institucionales. Cada proceso de auditoría establecerá los límites de aquello que considera ilegítimo, pero al final será la ciudadanía la que marque dónde está el límite de lo que no se puede aceptar, de lo que no debemos y por tanto, no pagaremos.

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El 15M y la estrella de Occam, por John Brown

Quien lea estos días la prensa del régimen español comprobará que toda ella constata una menor presencia del 15M en las calles. Algunos hablan de una "mejor organización, otros temen una "radicalización", pero todos coinciden en su menor presencia como movimiento en el espacio público, por mucho que el 12 de mayo de 2013 se volviera a llenar la Puerta del Sol de gente para la celebración del segundo aniversario. Ciertamente, si el 15M hubiera sido un movimiento, esto es un grupo de personas con un objetivo político o social preciso, no les faltaría razón a quienes celebran o lamentan su desgaste, pero el 15M es otra cosa o tal vez ni siquiera una cosa, sino un acontecimiento. En primer lugar, el que se le nombre con una fecha debería alertarnos de este hecho. Nadie duda de que el 15 de mayo de 2011 ocurrió algo importante en el Estado español, primero en las grandes ciudades y, posteriormente en el conjunto del país. Por primera vez, una multitud fuera del control del Estado, de los partidos o de los sindicatos toma masivamente los centros de varias ciudades importantes reclamando una refundación de la democracia, clamando contra la corrupción y contra los efectos de la crisis sobre una población juvenil ya terriblemente azotada por el paro masivo. Se trataba de redefinir las reglas del juego para que dejaran de ser siempre los mismos -las mayorías sociales- los que perdían. El 15M se prolongó un mes en la puerta del Sol y se convirtió en el parlamento real, aquel en que se tratan los problemas de la población e intervienen libre y directamente los propios ciudadanos en el marco de una asamblea abierta. Lo primero fue reconquistar la democracia como espacio de palabra y de responsabilidad de cada uno ante los demás. No se trataba solo de comprobar que la multitud rebelde del 15M existía: esto se hizo en las primeras semanas en las que el contacto de realidades sociales, ideológicas, estéticas muy diversas creó un clima de confianza y de amistad general. Más allá de esto se trataba -sin saberlo- de recuperar una de las evidencias en las que se basaba la ciudad antigua en la que, como afirmaba Aristóteles, "los ciudadanos son amigos". La pasión política en la democracia produce amistad. Antagonismo también.

La crisis aportó los contenidos para los debates y movilizaciones. La oleada de recortes en los salarios y en los servicos públicos fundamentales como la salud y la educación, la pérdida masiva de derechos de los trabajadores, de los ancianos, de las personas dependientes y sus familiares, los centenares de miles de desahucios se conviertieron en temas urgentes de movilización. Se crearon comisiones, órganos que aportaban sus contribuciones a las asambleas sobre todos estos temas. Sobre todo, las personas que despertaron a la política y a la ciudadanía real ese 15M participaron en multitud de actividades concretas de reivindicación de bienes comunes y de derechos, de detención de desahucios. En todos estos frentes, el poder ha sido sordo y ciego, pero la movilización ha seguido adelante. Las distintas mareas de los servicios públicos que reúnen a trabajadores usuarios y ciudadanos en general se mantienen activas y en lucha a pesar de la falta de respuesta del poder. El choque permanente con el poder como obstáculo da, dentro del pacifismo imperante, un tono antagonista a la reivindicación. Ya no se trata solo de formular peticiones al poder, sino explícitamente, de hacer caer lo que ya se denomina abiertamente "el Régimen". Se forma así una serie de movimientos sociales cuya trayectoria depende cada vez menos de la reacción del poder y que mantiene sus exigencias de manera autónoma. Del mismo modo, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha cosechado ya importantes éxitos: la presentación de la ILP respaldada por un millón y medio de firmas, las sentencias del Tribunal Europeo de Justicia contra la ley hipotecaria española y de varios jueces legitimando las ocupaciones. Todo esto no es el 15M, pero sí que constituye una realidad contaminada por el virus del 15M, es algo que no podría haber existido a esta escala sin aquel acontecimiento inicial.

La independencia de los movimientos, su perseverancia en sus objetivos sobre un fondo de empobrecimiento general de la sociedad por parte de un gobierno "democrático" que es una agencia de cobro de la deuda al servicio del capital financiero, están haciendo tambalearse los equilibrios fundamentales del régimen. Si el franquismo se mantuvo gracias al mito de las "dos Españas", hay desde el 15M otras dos Españas, pero distribuidas según una proporción muy distinta: la del 1% y la del 99%. Esto hace que los sondeos muestren un porcentaje enorme de apoyo al 15M, a la PAH, a las mareas, un porcentaje que supera con creces los resultados de los dos grandes partidos unidos. El 15M llega a tener un apoyo del 75% y la PAH de casi el 90%. Las instituciones y los consensos de la Transición pierden legitimidad a toda velocidad, mientras que los movimientos la ganan. Tal vez sea esto el famoso proceso constituyente: el despliegue progresivo de una potencia de las mayorías sociales que quiere darse otra forma de vida política y otra organización social que le permita algo tan normal -pero tan imposible para muchos hoy día- como vivir con dignidad. Se puede alguna vez rodear el Congreso, se puede interpelar al poder en los escraches: todo esto tiene su utilidad, pues deslegitima el orden existente. Sin embargo, lo esencial es la perseverancia admirable de los movimientos sociales, su capacidad de convergencia con otros movimientos, su capacidad de crear hegemonía. En este momento, como decía recientemente una amiga madrileña, "se habla de política en la sala de espera del médico" y en las colas de los mercados. En un país cuyo régimen actual fue fundado por un hombre, Francisco Franco, cuyo principal objetivo era "que no se hablase de política" y en el que la democracia recortada "de partidos" hoy vigente sirve para cumplir por medios algo menos brutales los designios del "Caudillo", esto es una victoria colosal para la democracia.

Sabemos que existen estrellas muertas que nos siguen enviando su luz milenios después de haberse apagado. En cierto modo, una causa ya inexistente sigue produciendo efectos. Guillermo de Occam afirmó esta hipótesis -antes de que se conociera este fenómeno astronómico- para ilustrar su tesis según la cual causa y efecto estaban conectados entre sí por la voluntad divina, que también podía disociarlos. La imagen de una estrella muerta que sigue alumbrándonos es una imagen triste para referirnos al 15M, pues el 15M sigue vivo, pero pervive en sus efectos. El 15M, como todo verdadero acontecimiento que cambia la historia, se ha convertido en una causa ausente, pero a diferencia de la estrella de Occam, una causa ausente sigue actuando, es sus efectos, que se confunden con ella misma. Tardaremos en apreciarlos enteramente en términos de cambios de nuestra propia subjetivación política, de afirmación de nuestra potencia singular y colectiva, pues los efectos del 15M siguen produciéndose en nosotros y contrarrestando las pasiones tristes inducidas por el poder. Dormíamos, despertamos.

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Aquel que no secunde la huelga que luego no venga llorando por los pasillos, por J. David García Serrano

Al principio de la entrada en el poder del Partido Popular era entendible que algún trabajador que hubiera votado a este partido creyera toda la serie de mentiras que utilizaron en su programa electoral para conseguir el voto, pero con los recortes que estamos sufriendo en los servicios públicos no hay excusa que valga para no secundar esta huelga. Está clarísimo que el PP ya tiene las cartas echadas sobre la mesa en cuanto a la privatización de los servicios públicos se refiere. Aquel que todavía no haya abierto los ojos sólo tiene dos opciones:

- La primera es despertar de una vez por todas: ¡Despertar y “luchar en la calle” por nuestros derechos!

- Y la segunda es seguir mirando para otro lado.

  De aquellos que se decanten por esta segunda opción, nos vamos a encontrar con los que son de derechas acérrimos (que si el PP les dice que las monedas son cuadradas se lo van a creer), y los ingenuos que miran para otro lado, porque piensan que a ellos nos les va a tocar. Estos últimos, a parte de insolidarios con los 6000 profesores despedidos en la región, y con las familias más desfavorecidas económicamente para que sus hijos puedan seguir estudiando, son además “ilusos”, porque el deterioro de la enseñanza pública también les va a afectar a ellos cuando se encuentren sin recursos materiales ni económicos en las aulas, cuando se encuentren con clases desbordadas de alumnos con el aumento de ratios y cuando se encuentren con desplazamientos forzosos siendo funcionarios definitivos, incluso a otras provincias. Esto va a ser debido a la poca matriculación de alumnos que va a haber en las escuelas públicas, en las que tan solo van a quedar inmigrantes e hijos de familias humildes que no se van a poder costear los centros privados y concertados, los cuales van a ser los únicos que reciban dotaciones de recursos personales y materiales por parte de los gobiernos.
  Por lo tanto, a todos aquellos que sigan mirando para otro lado mientras el gobierno ataca a la educación pública, a todos aquellos que quieran seguir agachando las orejas y que digan que no se pueden permitir costear una huelga… “muy bien, no secunden ustedes esta huelga”, pero “tengan dignidad” y no vengan luego llorando por los pasillos, cuando el gobierno nos siga recortando y perdamos al año treinta veces más la cantidad de lo que nos cuesta una huelga. Una huelga que puede evitar esta pérdida económica y esta pérdida de derechos de todos los miembros que conforman la comunidad educativa.

José David García Serrano.
Secretario general de la FE.CCOO Cuenca

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Los derechos de las mujeres son derechos humanos, por Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical

Ya no nos creemos los cuentos: la apropiación de nuestras decisiones parte, muchas veces, de actitudes machistas socialmente toleradas, que se sitúan en el nivel 1 de la pirámide de violencia, que englobamos bajo el término de micromachismo cuando extrapolamos el término de Luis Bonino fuera del ámbito doméstico y lo aplicamos a situaciones laborales o sociales. Saber detectar estas actitudes es esencial para nosotras y para aquellos hombres que no son conscientes de ellas pero sí quieren modificar su conducta.
•Hemos evidenciado que se está perdiendo la paridad en órganos decisorios de algunas de las organizaciones. También hemos denunciado los recortes de los diferentes gobiernos en todo lo concerniente a las políticas de igualdad, habiendo sido precisamente las áreas de mujer o políticas de igualdad las más afectadas por los recortes, lo que ha repercutido de forma directa en la desprotección de las mujeres en riesgo de sufrir violencia de género. También denunciamos la invisibilización de la violencia machista tanto en los medios de comunicación, como por parte de los gobiernos e instituciones, así como los grandes retrocesos en cuanto a derechos de las mujeres en el estado español, en muchos casos obedeciendo más a una cuestión ideológica que económica. Es esta ideología neoliberal la que pretende arrebatarnos derechos que tantos años de lucha feminista han costado conseguir.
•Respecto a la violencia de género, la normativa existente en los distintos países está condicionada por el relativismo cultural de cada Estado lo que provoca que los derechos de las mujeres no sean reconocidos y respetados de igual forma en los países. Por esto exigimos que los derechos de las mujeres estén reconocidos y sean aplicados por encima de las variantes culturales o religiosas de cada Estado. Son derechos humanos, universales, inherentes e inalienables.
•Desde la experiencia del ámbito educativo que nos abala, detectamos el aumento de violencia y agresiones entre adolescentes. Reivindicamos la presencia dentro del currículum educativo de contenidos que contribuyan a la erradicación de cualquier atentado contra los derechos de la mujer. Denunciamos la LOMCE porque –entre otros- elimina los contenidos específicos educativos para la concienciación del alumnado contra la violencia machista e introduce mecanismos para la discriminación por cuestión de género.
•A pesar del retroceso operado en materia de igualdad y precisamente por ello, ahora más que nunca son necesarias la lucha y la resistencia activa desde el feminismo. La educación es un instrumento imprescindible para la defensa de los derechos de las mujeres y la concienciación desde la infancia y la primera socialización de la necesidad de la igualdad como un derecho humano fundamental.
•Consideramos esencial educar en igualdad y buscar nuevas estrategias para implicar en la tarea coeducadora a toda la comunidad educativa, y por tanto social. Estrategias que potencien la corresponsabilidad en las tareas domésticas y de cuidados, acabando con los roles y estereotipos que se asignan a mujeres y hombres.
•La Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical mostramos nuestro rechazo a la anunciada reforma de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, y reivindicamos de nuevo nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.
•Por último, tras los últimos datos de la EPA sobre el índice de paro en el estado español, donde acabamos de conocer la cifra de más de seis millones doscientas mil personas desocupadas, seguimos recordando que a pesar de haber aumentado el paro en los hombres, seguimos siendo más las mujeres desempleadas, con menor salario y trabajo en precario.


CONCLUSIONES DE LAS JORNADAS DE LA ORGANIZACIÓN DE MUJERES DE LA CONFEDERACION INTERSINDICAL, MADRID, 27 Y 28 DE ABRIL.

Madrid 28 de abril de 2013

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Renta básica: instrumento de autonomía para los de abajo, por Óscar Jurado

¿Qué es el trabajo? Podemos entender por trabajo la ejecución de tareas que suponen un esfuerzo humano (mental y/o físico), que tienen por objetivo la producción de bienes y servicios que sirven para satisfacer las necesidades de las personas. Por tanto, no sólo es trabajo aquella actividad que se realiza en una empresa a cambio de un salario. No sólo son personas trabajadoras aquellas que tienen un patrón que les proporciona un trabajo asalariado o empleo. También lo son las amas de casa, o aquellas personas que realizan un trabajo voluntario sin contraprestación monetaria alguna.
  Es cierto que en capitalismo la mayor parte del trabajo es asalariado por lo que la relevancia de esta actividad laboral en la vida de las personas es evidente y en muchos casos central. También los es la enorme relevancia que ha tenido y tienen las organizaciones obreras, aquellas vinculadas al trabajo asalariado, en la transformación de la sociedad. Sin embargo, aumenta el número de personas que piensan que no es posible seguir avanzando en la justicia social y la libertad o autonomía de las personas sin considerar trabajadoras a las amas de casa; sin luchar por hacer que todas las personas que realizan una tarea que sirve para satisfacer las necesidades de los demás tengan una renta.
  El trabajo asalariado o empleo, aquel que es ofertado por los empresarios y que hasta ahora ha sido el único que merecía ser llamado trabajo, lo gradúan los empresarios o demandantes de fuerza de trabajo según su interés y, por ello, cada día es más escaso. Existe más gente que ofrece su fuerza de trabajo que empresas que la demandan. La escasez del trabajo asalariado es la fuente del poder empresarial, y con ello de su capacidad para precarizar el empleo y la vida de la gente. Por ello es necesario distinguir lo que es trabajo asalariado de empleo, y dejar de exigir el pleno empleo y pasar a exigir que todas las personas tengan una renta que les permita vivir con dignidad. 
  Las personas debemos lograr la autonomía del capital. Los que vivimos de nuestra capacidad de ofrecer fuerza de trabajo tenemos que dejar de depender de aquellos que viven de la fuerza de trabajo de los demás. Mientras una minoría sea a quien se le otorgue la capacidad de crear empleo y, de este modo, controle la renta que llega a la gente, no habrá posibilidad de lograr la mejora de vida de la inmensa mayoría de personas. En el actual capitalismo seguir pidiendo trabajo (asalariado) o empleo es continuar dependiendo de la minoría de privilegiados que viven a costa del sufrimiento de los demás. Si queremos avanzar en la justicia social y la libertad de las personas debemos pensar en mecanismos de distribución de la riqueza que no dependan del mercado de trabajo, que no dependan de ningún mercado, porque si no, estaremos poniendo los mecanismos de distribución en manos de los que no quieren redistribuir.
  Por eso es preciso hablar de las cooperativas autogestionadas y con objetivos anticapitalistas; por eso hay que volver a pedir que los medios de producción sean públicos o colectivos y una reforma fiscal que haga que los impuestos sean progresivos (como dice la Constitución); por eso la renta básica es un instrumento a considerar por los que buscamos la justicia social y la autonomía de las personas frente a los explotadores, la libertad de los de abajo frente a los de arriba.

Oscar Jurado

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