Elogio del sufrimiento, por Miguel Ángel Domenech

Desde hace algún tiempo el rey y su hijo nos vienen acostumbrando a repartir elogios del sufrimiento. La primera vez que lo mencionó el rey fue semanas antes de irse a cazar y no precisamente quimeras; la segunda ha sido recientemente en el curso de la suntuosa cena de 10 platos que le fue ofrecido en el palacio presidencial de Nueva Delhi. El niño real vuelve, recientemente, al dar su premio Príncipe de Asturias, a recordar la necesidad de un meritorio enfoque positivo ante la adversidad, dando cada uno “lo mejor de sí mismo”. Se reiteran últimamente las felicitaciones de ambos por el esfuerzo conjunto y el ánimo positivo de los que padecen y al mismo tiempo hacen elogio del sufrimiento. Sufrimiento. No de otra manera puede llamarse las congratulaciones y exaltaciones con lo que califican los sacrificios que hacen los españoles. Porque con mayor propiedad debe llamarse sufrimiento el dolor no soportado voluntariamente. Sacrificio sería la acción abnegada y voluntaria que se emprende soportando algo que merece esfuerzo mientras que sufrimiento seria el padecimiento impuesto. 
  Los casi seis millones de españoles sin trabajo no están haciendo ningún sacrificio por ninguna meta que lo merezca, están sufriendo por las decisiones de otros que les han despedido. Los ocho millones de españoles que ya van llegando por debajo del umbral de la pobreza no están realizando ningún sacrificio digno de elogio, sino sufriendo una injusticia intolerable. Los 1.700.000 hogares españoles en los que todos sus miembros están en paro, no solo no están ofreciendo “lo mejor de sí mismo” sino que recomendárselo es una macabra y cruel broma principesca. Ninguno está aportando nada al interés general -como rezan los oficiantes reales-, sino que están pagando la torpeza, la codicia y la ceguera de los responsables del abaratamiento del despido, de las vías de ajuste del gasto publico y recorte social, de los despidos en la Administración, del pinchazo de los desorbitados beneficios especulativos inmobiliarios, del rescate con fondos públicos de la deuda privada obtenida por la inepcia y ambición de los responsables financieros y empresarios enriquecidos. Están pagando los paraísos fiscales exonerados y fraudulentos de los millonarios españoles. 
  Aunque en otro sentido, sí tienen razón tanto el papá como su hijo cuando utilizan con tantos positividad y entusiasmo como crueldad la palabra “sacrificio”. En efecto, el sacrificio es el acto religioso de ofrenda de algo a una deidad en señal de homenaje o sumisión seguida de la destrucción de la ofrenda. En gran parte de las religiones, ese “algo” suele ser “alguien”, es decir un humano. En el caso que ocupa a la familia real, se trata del sacrificio de millones de vidas humanas al dios del capital, a los dioses del poder oligárquico que acumula riqueza y regido por la religión de la desigualad. En la liturgia que ofician los discursos de la familia real, el latín empleado llama a ese sacrificio humano: ”adecuar el mercado laboral a las necesidades actuales”- como expresamente dijo al final de los ¡diez platos! el rey en su discurso ante empresarios en la India. 
  Dado que constitucionalmente, el rey no tiene poder (potestas), parece como si lo quisiera compensar con un pretendido uso de autoridad (auctoritas). Debe de ser del prestigio moral de su ejemplar forma de vida muy oportunamente semejante en sufrimiento o sacrificio a la del meritorio pueblo al que se cree autorizado a aconsejar. Como el hijo no tiene ni aquello ni esto, ni potestas ni auctoritas, -ni tiene porque tenerlas pues la Constitución no le menciona sino como hijo de su papá- debe esforzarse en construírsela y va por buen camino, poniéndose ejemplarmente él como “espejo de súbditos”. 
  De esta manera, como ejemplo de que “cada uno debe de dar lo mejor de sí mismo”, el real hijo se puso en el discursito de concesión del Premio Principe de Asturias como ejemplo, él mismo, en su profesión de “heredero de la Corona”, que cumplía sus responsabilidades con entusiasmo. (¡Para chulo yo…!) 
  ¡A ver si aprendéis a llevar vuestras responsabilidades con esfuerzo , vosotros, los parados, los asalariados de miseria, los que os aprovecháis de los 400 euros del abuelo refugiándoos en casa de vuestros padres..., ”herederos del capitalismo”!

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La ciencia social que soñaba con ser exacta, por Pablo García Rubio

"Un economista es en experto que sabrá mañana por qué las cosas que predijo ayer no han sucedido hoy"(Laurence Peter) 
Para quienes no sepan lo que es una ciencia social y qué la diferencia de una ciencia natural, se lo vamos a explicar en un momento: Las ciencias llamadas naturales son aquellas que estudian la naturaleza, con un riguroso método que permite los experimentos controlados en laboratorios (empirismo). Ciencias tales como las matemáticas, la biología o la física. Una ciencia social en cambio es aquella que estudia las cosas que hace la sociedad, lo que hacen las personas, con un método que, evidentemente, no puede ser empírico. 
  Al menos esta es la conclusión a la que llegaron quienes a ellas se dedicaban durante la modernidad, ese periodo de efervescencia científica tan denostado hoy por “antiguo” –fíjense la paradoja, lo moderno antiguo- en virtud de la posmodernidad, que pretende ser algo así como el colmo de lo actual, lo más chic del momento, despreciando todo lo anterior. O en eso parece haber degenerado. 
  Bien, decía que, durante la modernidad, la historia, la antropología, la sociología, la psicología, la geografía… y la economía, se convirtieron en ciencias de lo social. Sí, también la economía, tras mucho debate, llegó a erigirse en ciencia social. Sí, porque estudiaba un asunto que afecta a la sociedad, que es la economía. Sin sociedad no hay economía, por muchas matemáticas que usen. Así que, con su método propio, no empírico, como todas las ciencias sociales, consiguió ser reconocida como ciencia social.
  Sin embargo las ciencias sociales tienen un problema, a pesar de ser ciencias: que como no tienen método empírico no existen leyes generales desde las que inducir consecuencias. Entonces, lo que existen son construcciones ideológicas desde las que se interpreta la realidad para inducir esas consecuencias. En realidad el objetivo final es jugar a ser adivinos, pero partiendo de un sesudo y racional análisis de la realidad.
  El marxismo es la ideología más influyente que ha dominado estas ciencias. Y probablemente lo sea porque ha sido la ideología de partida de las mejores interpretaciones sociales en todas ellas. La que ha generado los debates más intensos, y más esclarecedores en todas ellas. En economía también, por supuesto. Tan importante fue el marxismo en economía que, si bien los países occidentales no aplicaron nunca sus soluciones económicas, al menos sí que apostaron por un modelo de economía que llamaron “mixto”. Se trataba de aplicar algunas de las soluciones de carácter social, de protección social para los desfavorecidos, cuyo promotor fue Keynes, y que la socialdemocracia europea asumió para sí como proyecto económico. Es lo que se llamó el “Estado de bienestar”.
  Pero como ya todos sabemos, un día apareció la posmodernidad, con su relativismo puro, derribando ideologías, metarrelatos y paradigmas modernos. En otros ámbitos se llevaron el palo otros relatos. Pero en ciencias sociales, como paradigma dominante, el palo más gordo se lo llevó el marxismo. No digo que acabase con él, evidentemente. Pero la posmodernidad, erigida en nuevo paradigma –otra vez la contradicción, hay que fastidiarse- hizo que se cuestionaran muchas cosas, incluidos los más válidos análisis de la realidad.
  En economía (como en casi todo) el asunto toma un cariz diferente desde el momento en que cae el muro de Berlín. Ahí los grandes relatos occidentales eran el Keynesiano y el de la Escuela de Chicago, dirigido por Milton Friedman, que consiste en renunciar a cualquier intervención del Estado en la economía. Es decir, renunciar a los servicios públicos y el Estado de Bienestar. Estos preceptos económicos ya los adoptaron Margaret Thatcher y Ronald Reagan en los años 80. Se les llamó neoliberalismo. Y lejos de ser castigados por la posmodernidad, con la desaparición de la URSS fueron encumbrados como los más válidos.
  Esto es lógico si tenemos en cuenta que la posmodernidad establece que la gente será pragmática y tan sólo se fijará en si le va bien económicamente o no. Y como el mundo occidental iba bien económicamente y era el mundo marxista el que se estaba desintegrando, pues las ideas neoliberales quedaron como paradigma hegemónico dentro de la ciencia económica. La fuerza del keynesianismo era el miedo al marxismo, así que Keynes también salió mal parado del asunto. Dado que dejó de haber oposición a la ideología neoliberal dentro de la economía, fue fácil convertir el neoliberalismo en ley fundamental de la economía. Y a partir de ahí extraer las conclusiones que fueran necesarias en esta ciencia. Así se parecía mucho más a una ciencia natural que a una ciencia social. Los preceptos neoliberales se convierten en ley indiscutible, y sólo a partir de ellos podemos inducir soluciones correctas para los posibles problemas económicos que aparezcan. La ciencia económica se eleva en los altares de la posmodernidad hasta el punto de que muchos economistas piensan que no son científicos sociales, sino científicos naturales. El sueño de ser una ciencia exacta, matemática, iba tomando forma.
  Pero la realidad es tozuda. Quiero decir, que es la que es. Y resulta que el neoliberalismo se ha equivocado en todo lo que ha predicho, en todas las soluciones que ha aportado. Lo fácil ahora sería decir eso de que “de aquellos barros estos lodos”. La verdad es que para muestra un botón: el Perú de la corrupción institucionalizada con Fujimori, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil… algunos con presidentes socialdemócratas, endeudándose una y otra vez para afrontar la privatización de los servicios sociales (muy recomendables los artículos de Vicenç Navarro a este respecto). En Argentina la situación derivó en el tristemente famoso “corralito”. Parece un tópico manido e impertinente, pero es así: los ricos más ricos y los pobres más pobres. Aquí con el agravante de que los recursos naturales de estos países eran explotados por multinacionales que no dejaban beneficios a la población local. En definitiva, lo mismo que nos pasa ahora en España y en Europa, que nos aplican las fórmulas neoliberales desde el FMI y la UE y cada vez estamos más arruinados.
  Sin embargo, el ejemplo latinoamericano nos marca el camino: han rescatado el marxismo. ¡Qué leche, nunca lo dejaron morir! Y ahora se dedican a caminar hacia el socialismo. Por caminos distintos, eso sí, cada uno a su manera, y con más o menos éxito. Pero hay varias premisas comunes: nacionalización de empresas para frenar el expolio, gestión pública de los recursos por consiguiente; educación pública; servicios públicos; sanidad pública… En definitiva, control público de la economía.  
 Porque en economía, como en todo, sigue habiendo alternativas. Sigue existiendo un modelo económico diferente, basado en ideas diferentes. Ideas marxistas, quizás. Ideas modernas.

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Organizaciones sociales y ATC en Cuenca, por Pedro Peinado

“Es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados.” 
Mark Twain.

  Los políticos y los medios de derecha siempre han acusado a las asociaciones y sindicatos de ser correas de transmisión de los partidos políticos afines, a pesar de que la realidad ha dado muestras continúas que ese seguidismo o dependencia no era directa. Desde la ruptura de la UGT con Felipe González, en tiempos de Nicolás Redondo, a la independencia de CCOO del PCE, han sido numerosas y concluyentes las pruebas de lo caduco de esa acusación. Ya en nuestros días, se ha producido la quiebra de confianza de las entidades sociales avanzadas con el gobierno socialista de J.L. R. Zapatero. 
  No obstante, hay puntos de acuerdo, pero ello no es motivo para dar validez a la dependencia orgánica de unos y de otros, pues también los ha hay de desacuerdo y, de unos años a esta parte, los segundos priman sobre los primeros. El 15 M es el resultado objetivo de esta afirmación, un movimiento que desconfía en general de la clase política y cuyas propuestas son las de profundizar en la democracia. 
  La derecha y sus medios de comunicación suelen alterar la realidad con la intención de crear una acorde con su miope e infantil visión de la sociedad que se traduce en estás conmigo o estás contra mí. Y es, en ese campo político, donde la unanimidad es absoluta, frente a una izquierda disgregada: las asociaciones católicas en su postulado antiabortista; en su negativa a la asignatura de educación a la ciudadanía y contra el matrimonio homosexual; la AVT en sus movilizaciones continuadas contra el gobierno, que mira tú por dónde, acabó con el terrorismo, en su rechazo a la responsabilidad del 11M; y la patronal, en su apoyo inasequible a la reforma laboral. La lista podría ir en aumento, pero todos unidos forjaron la victoria del PP y el desgaste del gobierno socialista. 
  Llegando a Cuenca, nos encontramos con un hecho paradójico en el posicionamiento de la CEOE y ASAJA frente a la ATC. Por más que puedan cantarse las excelencias y bondades de poseer esta instalación en nuestra provincia, conocemos diversas circunstancias que por lo menos deberían hacer reflexionar a quienes la apoyan. No hace falta que abundemos en la seguridad, cuestión a la que debemos ser muy vigilantes, se trata de dos motas de polvo que tienen mucha enjundia. La primera, relativa al método de elección donde por el arte del birlibirloque, la cuarta candidatura se lleva al ansiado premio. ¿Qué casualidad? La segunda, los tiras y aflojas entre el gobierno regional y el Ministerio de Industria para el nombramiento de la persona que ha de gestionar el proceso. Estos dos síntomas reflejan a las claras que los que menos pintan aquí son los conquenses, por más lejos que vivan de tal instalación. Lo importante es, el ganarse una secretaria general del mayor partido del país compatibilizándola con la presidencia regional y tener la última decisión sobre cómo van a gastarse los euros. Euros, que seguro que darán que hablar, dada esa atracción fatal de los populares con el dinero, que tan bien representan sus compañeros valencianos. 
  Uno de los requisitos para la instalación de la ATC era la aceptación social que recibía. Así, mientras la mayoría social se ha mostrado contraria al cementerio, desde los ámbitos de influencia del PP, se ha trasladado esa realidad a otro lugar, para ello ha bastado el apoyo de las instituciones públicas donde gobiernan y que sus satélites asintieran. En sus propias filas, se ha cerrado en férrea disciplina y los representantes de la derecha en la zona han tenido que hacer de su capa un sayo, privilegiando los dogmas del partido y despreciando el interés general y el suyo propio al ser, ellos mismos, empresarios o agricultores. 
  Es el caso de ASAJA y de la CEOE, que en vez de defender los intereses de sus afiliados se han prestado a ser meros apéndices partidistas. Siguiendo los dictados de la secretaria de propaganda del Partido Popular, ven la paja en el ojo ajeno y, a imitación de sus verdaderos dirigentes, acusan a la Plataforma Contra el Cementerio Nuclear de dañar la imagen de los productos agroalimentarios de nuestra provincia. Son especialistas en ello, en responsabilizar a los otros de sus propios desaguisados. 
  Ambas organizaciones, meros llaveros en el bolso de Cospedal, han desestimado defender a los agricultores y a los empresarios conquenses y a la provincia, para arrodillarse ante el poder. La defensa de la instalación está repleta de aristas y son previsibles que se produzcan daños en diversas actividades empresariales: turismo, agricultura, industria alimentaria, ganadería, renovables,… son sectores productivos que por lo visto no les preocupan a sus ejecutivos corporativos. Decir la verdad, anunciar que corremos el peligro de que el consumidor final desista de comprar un producto por llevar estampada en su etiqueta la marca Cuenca, es de una obviedad tan absoluta que el que quiera negarla merecería la reprimenda de los socios a los que dicen defender. 
  La Plataforma solo advierte de las consecuencias a las que nos podemos enfrentar los que trabajamos en y para la provincia, ejerciendo la libertad de expresión y cubriendo el camino de la verdad, no el de la apariencia. Los peligros son tan reales como las medidas de seguridad extremas que deben acompañar una instalación de ese tipo, medidas de seguridad que deben extenderse a los pueblos fronterizos y a la red vial que ha de acoger cientos de transportes hasta colmar el almacén con 7.000 toneladas de material nuclear procedente de toda la península y de Francia. Quizás el quid de la cuestión esté en el asfalto. 
  Reemprender a la Plataforma es, como decir que los consumidores van a rechazar los productos de Cuenca porque se denuncia la presencia del almacén de tóxicos, como si los españoles fueran a enterarse por la Plataforma de que en Cuenca va a realizarse tan magna obra. Los consumidores, hipersensibilizados con los riesgos evidentes de la industria nuclear, comprarán o no comprarán, pero el que opte por no hacerlo lo hará porque entiende que es un problema para su salud y la de los suyos. Ya veremos cuantas inauguraciones realizarán los mandamases de la región, con o sin mantilla, para darle bombo y platillo al asunto. ¿Quién le pedirá a la presidenta que no dé publicidad al cementerio inaugurándolo y así no dañar nuestra imagen? Serán los que han causado este problema, el real, los que deberán imitar a Fraga en Palomares y engullir ante las cámaras los productos de la tierra a toneladas y gastarse los cuartos de sus bolsillos para hacer campañas publicitarias, pero no se puede responsabilizar a los que defienden los intereses de Cuenca con sentido común, de crear el problema. 
  La CEOE y ASAJA actúan como mera correa de transmisión de su partido, como la marca blanca de las grandes superficies. Ellos han roto un consenso social necesario, sino, para evitar el desastre, por lo menos para haber arrancado mayores contrapartidas para los sectores productivos de la provincia. Y no lo han hecho. 
  Aquí nos dejarán el muerto y los conquenses le donamos el nicho, dicen que durante setenta años, chi lo sa?


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La salud no puede ser una fuente de negocio, por IU Cuenca


   Cuando se va a producir un año desde el nombramiento del Gerente del Hospital Virgen de la Luz , señor Antuña, vemos que cuando tomó posesión ya tenía una maniobra bien orquestada para dicho hospital, que no era otra que ir deteriorándolo y desmantelándolo poco a poco. 
  El señor Antuña es un buen alumno al llevar las políticas de recortes marcadas por la derecha más rancia e insolidaria que representa el Partido Popular, recortes que bajo la excusa de la optimización de recursos y el mantenimiento del sistema sanitario en Castilla la Mancha han ido transformando de una manera importante el Hospital Virgen de la Luz.
  Primero se redujo su área geográfica derivando un importante porcentaje de población a otros hospitales fuera de la provincia; después se cerraron plantas; cierre del CDTE de Tarancon; la privatización de las citologías y una reducción de plantilla de 85 personas, entre amortización de plazas de personal jubilado, comisiones de servicios, plazas vacantes y personal interino. 
  Todas estas medidas lo que han supuesto para el Hospital Virgen de la Luz han sido un hacinamiento de pacientes con tres camas por habitación cuando están habilitadas para dos, poniendo incluso en riesgo la vida de los mismos, un aumento de las listas de espera de consulta y pruebas diagnosticas, como TAC o Resonancias. 
  Pues además de estos ajustes ya conocidos el señor Antuña ahora nos sorprende con unas declaraciones intolerables, que no son otras que indicarnos que los futuros recortes podrían depender del número de días de estancia de los ingresados en el hospital: si fuera excesivo este coste según el criterio de este señor se volvería a ajustar el gasto con despidos de personal. Con estas declaraciones se deja claro varias cosas: primero que al señor Antuña los pacientes no le importan nada y que la salud para él solo es una fuente más de negocio, a él solo le importan los números y los beneficios, cargando al personal sanitario la responsabilidad y la culpabilidad si hay más despidos de personal, cuando todos sabemos que habrá más despidos y más ajustes, pues todo esto no tiene otra finalidad que la privatización del hospital. 
  A la privatización de las citologías le seguirá el servicio de rayos puesto que para quitar la lista de espera de pruebas diagnosticas sobre todo TAC, se utilizará todo el aparataje que se tiene en el CDTE de Tarancon, y después seguirán otros servicios como pudieran ser cocina, lavandería, etc. Es así como la derecha entiende los servicios públicos: como un negocio nada más y que debe ser gestionado desde lo privado; un buen negocio para algunos con consecuencias graves para otros, los ciudadanos, que recibirán una atención de menor calidad. 
  A juicio de Izquierda Unida todo lo llevado a cabo por el señor Antuña nos parece bochornoso. Estamos en contra de esta política de recortes y de privatizaciones que se esta llevando a cabo, pues consideramos que es deber del Estado asegurar las prestaciones sanitarias a todos los ciudadanos, pues es un derecho universal de los mismos y además es primordial mejorar la calidad de la atención sanitaria pública. 
  Este personaje es el mamporrero fiel del señor Echaniz y de la Sra. Cospedal, que con sus políticas están acabando con el derecho de los ciudadanos a la sanidad pública. Por esto desde IU pedimos su inmediata dimisión, y también la de sus jefes Echaniz y Cospedal, antes de que ellos acaben con todos nosotros.



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La postmodernidad ¿acabó con los grandes relatos?, por Pablo García Rubio

(A la memoria de Eric Hobsbawm, de quien he leído las mejores interpretaciones de la realidad, siempre desde su óptica de historiador marxista hasta su muerte, el pasado día 1 de octubre). 


En 1979 el filósofo francés Jean François Lyotard acuñaba el término “posmodernidad” en su libro La condición posmoderna. Y lo describió como lo que llegó después de la modernidad. En arte este término se usa para referirse a las corrientes que siguieron al expresionismo y al arte, figurativo o no, de después de la 2ª Guerra Mundial. Y en Ciencias Sociales como la Historia o la Sociología se usa para hablar de lo que ha ocurrido después de la época de modernidad. Esto es, después de la conversión de estas disciplinas (las sociales) en ciencias modernas. 

La modernidad estaba marcada por los grandes paradigmas (metarrelatos, los llama Lyotard) que explicaban el mundo y su devenir. Estos paradigmas eran de carácter religioso –el cristianismo - o de carácter ideológico –el liberalismo, el marxismo-. Según Lyotard estos metarrelatos eran insostenibles ya, no resistían un razonamiento lógico. Umberto Eco lo expone muy bien en su celebrada obra El nombre de la Rosa: la relatividad, aplicada en ciencias sociales, significa que hay que dudar de todo, absolutamente todo. No hay verdades reveladas, así que lo primero que cae es la religión. Pero entonces ¿qué nos garantiza que lo que estamos haciendo, o las ideas que estamos sosteniendo, son las correctas? No hay garantía. La consecuencia, según Lyotard, es el descrédito del capitalismo, del cristianismo y del marxismo como grandes relatos. No sirven para saber cómo hemos llegado a esta situación, y tampoco para saber qué vendrá después. 

No se si la lectora se hace idea de lo que esto significa: no hay salvación posible, no hay vida después de la muerte, no hay mercado que sea capaz de regular nada y tampoco la lucha de clases es el motor de la historia. 

Lyotard avanza una solución para poder sobrevivir, pero no es esto el motivo de este artículo, aunque otro día quizás lo tratemos, porque tiene mucha miga. Tampoco vamos a hablar hoy de cómo afecta esta situación de relativismo y de posmodernidad a las ciencias sociales, aunque es un tema que algo afecta a lo que vamos a exponer aquí. Lo que hoy vamos a comentar es cómo se han llegado a usar estas conclusiones de un tiempo a esta parte. 

Al principio, en los 80, esto de la posmodernidad no tenía mucha repercusión. Sin embargo en 1989 cae el muro de Berlín, la Europa marxista se desintegra y la URSS se disuelve en 1991. Además la China Popular inicia su liberalización económica, viniendo a reconocer que el comunismo, como ideología económica, ha muerto. El momento de incertidumbre que genera esta situación, que es la del final de la Guerra Fría, es aprovechada por Francis Fukuyama para escribir su ensayo: El fin de la Historia que publicaba en 1992. Fukuyama era un funcionario de los Estados Unidos que opinaba que una vez que el marxismo había caído, había caído la última de las ideologías, en sintonía con la posmodernidad. La gente a partir de ese momento, afirmaba, sería más pragmática, adaptándose a lo que convenga a sus intereses en cada situación. Esto suponía el triunfo de la democracia, donde cada pocos años puedes decidir en función de lo que te convenga. Ese pragmatismo, evidentemente, venía determinado por la economía, lo que te convenga económicamente. 

En realidad el ensayo de Fukuyama era una exaltación de la victoria de los EE.UU. frente a la URSS en la Guerra Fría. Y lo que venía a decir es que no queda alternativa frente al capitalismo económico. Lo que ocurre es que este tipo fue lo suficientemente inteligente como para disfrazar al capitalismo de democracia: alternativa entre un capitalismo u otro, pero nada más. Y claro, si no hay ideologías, no podemos hablar de capitalismo. A partir de entonces se habla sólo de economía. Los economistas, que son unos científicos sociales (con todo lo que eso implica), se convierten automáticamente en técnicos del sistema económico. Y la economía se erige en ciencia exacta, se la viste de ciencia con método empírico e infalible, como si de la física o las matemáticas se tratase. 

Les voy a confesar una cosa, pero que no se enteren los economistas, porque les podemos herir en su amor propio: la economía siempre ha sido una ciencia social, nunca ha dejado de serlo, y sigue siéndolo. Eso quiere decir que la economía es una ciencia que estudia cosas que hacen los hombres, no la naturaleza. Y eso significa que no se puede predecir con exactitud, que no funciona regularmente y que no es exacta ni puede ser empírica, porque al ser humano no le salen nunca dos cosas exactamente iguales. La economía funciona en base a una serie de teorías, un sistema de ideas, es decir, funciona en base a una ideología. 

A pesar de Lyotard, bajo el disfraz de “ciencia económica” se esconde una ideología. Y para disgusto de Fukuyama, nosotros la vamos a desenmascarar: se llama neo-liberalismo. Es una ideología basada en las ideas de Adam Smith, un inglés del s. XVIII, que hablaba del Laissez faire-laissez passer, de que los mercados son capaces de autorregularse y, sin intervención estatal alguna, son capaces de redistribuir la riqueza por sí solos, llevando aquello que hace falta allá donde hace falta. El morfema neo- sirve para quitarle el regusto carca, dieciochesco y moderno (por oposición a posmoderno) del liberalismo. Y ya de paso para olvidarse del liberalismo político y sólo utilizar las teorías económicas de lo que fue el liberalismo. 

Sin una oposición a esta “ciencia”, puesto que las ideologías han muerto, desde los 90 se han dedicado a aplicarla sin miedo en todas partes. El nuevo negocio, globalizado el comercio ya, consiste en comerciar con los servicios públicos. Porque el estado, insistimos, no es necesario y podemos prescindir de él: los servicios que ofrece los puede ofrecer cualquier empresa privada. La cara más fea de esta ideología se ha revelado con la crisis, donde se ha demostrado que la política y la democracia no son más que una fachada para enmascarar a esos mercados que lo regulan todo, aprovechándose del pitote ideológico que la posmodernidad ha generado. Pitote que, evidentemente, ha afectado más a los que son o han sido marxistas. Esto es, a socialistas y comunistas, puesto que el marxismo es en realidad la única ideología que se ha visto derrotada por la posmodernidad. 

Resumiendo: que los servicios públicos están siendo destruidos. Y se destruyen en función de la ideología neoliberal, que opina que no debe haber ningún tipo de protección social, porque eso genera vagancia y gandulismo, y los chupones se aprovechan para parasitar a los honrados empresarios que generan la riqueza. En virtud de la posmodernidad y el pisto ideológico que ello supone, donde nadie tiene ni puta idea de lo que es, hemos llegado al fin de la historia, las ideologías y religiones han muerto. Lo cual convierte a la economía neoliberal en ciencia irreprochable y a sus preceptos ideológicos en indiscutibles. Me explico mejor: que la derecha ha convertido su ideología en única (si, como en una dictadura), y salirse de ahí, evidentemente, es ser un radical. Y como todo es relativo, muchos de la izquierda se lo han creído. 

Esto explica por qué vemos a presidentes como Zapatero, Papandreu o Blair (por no hablar de otros anteriores como González, Schroeder o Mitterrand) aplicar recortes a diestro y siniestro, apoyando intervenciones de la OTAN y traicionando a su propio electorado insistentemente. Se han creído la mentira posmoderna. O mejor dicho, se han creído que habíamos llegado al fin de la historia. 

Pero no es verdad, no es el fin de la historia. Si los ricos siguen teniendo su ideología nosotros también podemos tener la nuestra. La posmodernidad tiene buenas cosas, pero hasta el relativismo es relativo y no siempre se cumple. Siendo relativamente relativos, podemos pensar que hay verdades que son incuestionables (eso piensan, de hecho, los neoliberales). Y una es que la lucha de clases sigue siendo el motor de la historia, que solo finalizará cuando lleguemos al socialismo (nada hay más marxista que esto). Tanto es así que hasta la última revolución posmoderna, que no es otra que el 15-M, tan feminista, tan ecologista y tan pacifista, tenía como uno de sus lemas el siguiente: somos los de abajo contra los de arriba. Esto es lucha de clases, y si no, que venga Dios y lo vea.

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7 de ocubre: "Jornada mundial por el trabajo decente", por UJCE Cuenca


Así como en anteriores meses, tras una reforma laboral injusta e ineficaz, el paro vuelve a aumentar en 80.000 personas, el drama del paro juvenil, con una tasa por encima del 53% nos coloca en las mayores contradicciones materiales jamás vividas por una generación que no tiene ni alternativas ni expectativas de futuro. La emigración, la condena de la precariedad y temporalidad y el paro indefinido son ya las únicas variables en las que nos movemos una generación que curiosamente, se dice somos la mejor preparada del a historia. 

La Reforma Constitucional pactada por PPSOE el pasado año ha propiciado el marco político idóneo para que mediante el pago de la deuda externa (a todas luces ilegítima) se impongan todos los recortes económicos y sociales que estamos viviendo, pero lo que viene a legitimar es la crisis política actual. Se está evidenciando como los partidos políticos del poder están legislando en defensa de los intereses capital y no de los intereses del pueblo, es la expresión máxima y más clara del imperialismo europeo en defensa de los intereses de los monopolios: un claro ejemplo son los rescates a las entidades financieras, donde el Estado va transformando las deudas privadas (principalmente a entidades financieras alemanas) en deudas públicas e incluso modifica la constitución para que la devolución de las deudas, privadas y públicas, sean prioridad absoluta, tal como ordenó la Troika (UE, BCE y FMI). 

Ante esta situación no cabe otro camino que la lucha; lucha organizada desde las estructuras juveniles para parar los mayores ataques de la historia. Solo cabe caminar hacia una Huelga General que haga confluir a los países del sur de Europa, atacados por los intereses de los mercados y la Troika, con similares condiciones que nos están imponiendo a nosotros/as. 

La juventud comunista exige por tanto, la derogación de la reforma laboral y la complementación de medidas que corten de raíz la dramática situación del paro y precariedad juveniles en nuestro país, con la nacionalización de sectores estratégicos, la re-industrialización para la mejora del sector productivo y la puesta en práctica de un plan de empleo juvenil que dé respuesta a las necesidades de empleo y corte la fuga de cerebros, una jornada laboral de 35 horas sin reducción salarial, anulación de la subida de tasas y mayor dotación y defensa de la educación pública, así como medidas de accesibilidad a una vivienda. 

La crisis del sistema es un hecho y como tal, es necesario un proceso constituyente que siente las bases de una democracia participativa que profundice en la soberanía del pueblo, bajo un modelo de República Federal solidaria encaminada a la construcción del socialismo como única alternativa para la clase obrera. 

Contra los recortes y el paro, organízate y lucha. 

El 7 de Octubre todos a la calle, la juventud responde 

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El innovador modelo privatizador del SESCAM, por Joseandrés Guijarro

Hipócrates, considerado el Padre de la Medicina occidental, no fue el único pero si el más representativo y afamado de los autores del Corpvs Hipocraticvm, un compendio del saber médico de varias escuelas de la Grecia clásica que en torno al siglo V a.C. descartaron las interpretaciones mágicas y religiosas y el puro empírico por el saber fisiológico racional de sus contemporáneos, los llamados filósofos presocráticos. 
  La verdadera importancia de la medicina hipocrática no fue tanto un gran avance en la eficacia de sus tratamientos, en general bastante "suaves", ni en sus conocimientos anatómicos ni quirúrgicos -mucho menores, en general, que los de su contemporánea medicina India o ayurvédica-. Lo importante para un buen médico hipocrático era realizar un buen pronóstico, y en ello centraron sus esfuerzos.
  Durante la mayor parte de la historia de la medicina, los médicos no cobraron por su trabajo sino por sus resultados. Los emolumentos no se recibían por una dedicación o unos conocimientos sino por la sanación de una determinada dolencia. Cuando ésta no se conseguía la penalización sufrida podía ser muy variada, según el momento y lugar. Desde la más benevolente de no cobrar por el trabajo realizado a la más estricta de tener que pagar económicamente una compensación, sufrir un daño físico o, en casos más extremos, la muerte. Lo habitual era que el médico cuyo paciente, con el que había pactado un compromiso de tratamiento, fallecía, debía colgar en su puerta un farolillo rojo o un distintivo similar durante un tiempo establecido que, lógicamente, disminuía su prestigio y alejaba a los potenciales clientes.
  Por ello el acierto en el pronóstico y la capacidad de aceptar el compromiso de tratamiento sólo con el paciente que, independientemente de la eficacia del tratamiento realizado, tenía muchas probabilidades de sanar y rechazar al que se acercaba con una dolencia de mal pronóstico, fueron las claves para diferenciar al buen médico del menos letrado. Y esta nueva habilidad en la "selección de pacientes" que le proporcionaban sus recientes conocimientos ayudó a su fuerte ascenso en el prestigio social que se mantuvo durante todo el Imperio Romano.
  De este modo la gran revolución del saber médico griego benefició extraordinariamente al gremio médico pero no tanto a la población en general, pues a la hora de enfermar de una dolencia grave o de mal pronóstico el paciente se veía obligado a prometer un pago desorbitado en caso de sanación, a acudir a los peores doctores, incapaces de aventurar la gravedad de la dolencia, o a quedarse sin asistencia médica.
  No es, por tanto, nada nuevo lo que han descubierto los mercachifles de la sanidad privada. La estrategia básica de la medicina privada es lo que en administración sanitaria se conoce como "selección de riesgos", un concepto muy familiar para las empresas de capital-riesgo que están detrás de la privatización de la gestión de nuestra sanidad pública. La estrategia tiene sus matices en función del modelo de negocio pero en su estructura siempre es similar.
  Es la estrategia de los seguros médicos privados con pólizas atractivas para personas jóvenes sin grandes factores de riesgo para su salud pero inasumibles para personas mayores o con patologías crónicas. Cuando no se les niega directamente la posibilidad de contratar el seguro. Es la estrategia de las mutualidades de funcionarios (MUFACE, ISFAS,...) que potencian la asistencia de patologías "rentables" frente a otras más "costosas". Baste repasar para verlo el cuadro médico de cualquier mutualidad en una provincia periférica como Cuenca y ver la dotación de oncólogos, reumatólogos o cirujanos cardiovasculares. Esta estrategia de negocio viene apoyada por una política de libre elección por parte del paciente que, bajo la apariencia de una mayor libertad para el asegurado por la capacidad de decidir anualmente si quiere recibir la asistencia sanitaria a través del sistema nacional de salud o de un seguro privado, lo que esconde es la derivación de los pacientes "menos rentables" al sistema público. La misma estrategia que todos los gobiernos, por presión del importante lobby de la medicina privada, han permitido a las llamadas "empresas colaboradoras" de las grandes multinacionales, las mutuas de accidentes laborales o los seguros obligatorios de tráfico o de estudiante, anacrónicos y sin sentido en un sistema de asistencia universal como pretendía ser hasta hace unos meses el nuestro. 
  La estrategia siempre presente es la de "selección de riesgos" y de socializar los costes de los pacientes y las patologías menos rentables y privatizar la asistencia de los usuarios más sanos o menos costosos. La misma que se utilizó extensivamente con la gestión socialista y su política de concertación de servicios externos para la reducción de las listas de espera. Unos conciertos a los que durante años se destinaron ingentes cantidades de recursos extrapresupuestarios para la intervención de miles de varices o cataratas, mientras se les permitía -afortunadamente para los pacientes, por la escasa calidad de la atención en dichos centros- rechazar las intervenciones menos "rentables", como las prótesis de cadera, o los pacientes de mayor riesgo de complicaciones o no asumir la asistencia de las propias complicaciones de sus intervenciones. 
  Una sustracción de recursos públicos que dejaban de ser destinados a la creación de infraestructuras estables en los centros propios del SESCAM, siempre desestimados por sus "escasa rentabilidad" en hospitales de segundo nivel, con escasa población y, por tanto, baja prevalecía de determinadas patologías, pero que, en el fondo, a quien podían dañar era a la rentabilidad de esa red de servicios externos privados cuya fuente principal de ingresos eran los conciertos con el SESCAM. Baste un pequeño ejemplo. El pasado mes de Enero los cardiólogos del hospital tarraconense Joan XXIII ponían el grito en el cielo porque los recortes presupuestarios del Instituto Catalá de Salut suponían, entre otros, el cierre de la Unidad de Hemodinámica -y la imposibilidad de tratar adecuadamente infartos agudos de miocardio- de cuatro de la tarde a ocho de la mañana, fines de semana y festivos, teniendo que trasladar urgentemente a los pacientes a Barcelona, a 100 km de distancia. En el Hospital Virgen de la Luz de Cuenca, pese a la constante insistencia de su Servicio de Cardiología, el SESCAM siempre se negó a la implantación de dicha unidad, a pesar de que la más cercana se encuentra a 163 km de distancia. La justificación oficial: la escasa población de la provincia y la menor demanda asistencial, la misma que utiliza ahora el Partido Popular para querer cerrar algunos puntos de urgencias y consultorios rurales, incapaces de entender ambos que la población conquense, pese a su dispersión, tiene derecho tambien a unos niveles mínimos de asistencia sanitaria aunque ésta suponga un mayor coste que en una capital de mayor tamaño o un área de salud más poblada. La extraoficial: el compromiso "no escrito" de derivar dichos pacientes a la Unidad de Hemodinámica del Hospital Sur de Alcorcón, propiedad de, que nadie se extrañe, el grupo Capio Salud.
  Por ello el partido socialista, responsable de la gestión sanitaria en la región, adolece de cierta falta de credibilidad cuando se opone a los planes de ampliar la colaboración público-privada en la gestión del SESCAM, que no es otra cosa que seguir exprimiendo la rentabilidad de esa "selección de riesgos". Porque, no nos engañemos, las intenciones de los intereses empresariales a los que obedecen Cospedal, Echániz y Carretero no son de privatizar todos los hospitales de la región ni mucho menos. La idea no es otra que hacerse con la gestión de ciertos hospitales donde poder llevar a cabo esa selección de riesgos y de "pacientes rentables". El objetivo de estos depredadores de la sanidad pública son hospitales de pequeño tamaño, a ser posible de reciente o próxima construcción, donde centrarse en las "comodidades hosteleras" que priman en la asistencia privada y centrarse en especialidades y patologías de escasa complicación y coste como son la asistencia obstétrica, las pruebas complementarias, la cirugía ambulatoria,... mientras que las complicaciones y los pacientes crónicos o con dolencias más complejas o costosas sean derivados a los centros de referencia que seguirán siendo de gestión pública. Una asistencia fuertemente deteriorada en inversiones para que todo aquel que pueda permitírselo prefiera contratar un seguro privado y ser atendidos en Albacete, Toledo o Ciudad Real en centros exclusivamente privados. Los centros de referencia quedarán así reducidos en número y en calidad asistencial, aparte de externalizar mediante empresas de servicios todos los trabajos no sanitarios (cocina, lencería, mantenimiento,...) con la laboralización y deterioro de las condiciones laborales de todos estos trabajadores.
  Mientras tanto los hospitales comarcales de gestión privada también serán utilizados mediante conciertos por dichos seguros privados al no ser rentable para ellos invertir en infraestructuras propias puramente privadas. De este modo, la financiación pública servirá para enriquecer por una doble vía a las empresas médicas privadas, recortando de dicha financiación la asistencia de las patologías graves y costosas en los hospitales públicos de referencia, los cuales, pese a ello, gracias a esa correcta "selección de riesgos", seguirán teniendo unos costes por paciente superiores a los comarcales de gestión privada, permitiendo así la justificación de un aumento del canon por paciente en estos hospitales mientras que aparentemente se mantiene de cara a la ciudadanía desinformada la falacia del menor coste y la mayor eficiencia de la gestión privada.
  Los primeros hospitales que sucumbirán según sus planes a la privatización serán los de Villarrobledo, Almansa, Tomelloso y Manzanares, pero luego seguirán otros que previamente necesitan disminuir su población de referencia y su plantilla y cartera de servicios para que dicho deterioro no sea identificado con la privatización de su gestión, como los de Cuenca, Guadalajara o Alcázar.
  Este modelo de saqueo no es ninguna elucubración, sino un plan claramente deducible de las propias declaraciones de los responsables políticos, de los documentos de trabajo materno del SESCAM y del modelo implantado con anterioridad en otras comunidades y en otros paises, como Gran Bretaña o Canadá, que ya han transitado por esta rentable y demoledora senda de la privatización de los sistemas públicos de salud.
  Nada nuevo bajo el sol, pero un tremendo peligro no solo para el futuro inmediato sino para varia décadas dadas las inasumibles claúsulas con las que estos amigos de lo ajeno y enemigos de lo público saben blindar sus contratos. Es el momento de evitarlo. No podemos esperar a que sea demasiado tarde.


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Homenaje y recuerdo a los últimos soldados de la Segunda República Española, por AMICAL, AGLA y La Gavilla Verde

Ante la celebración, el día 7 de octubre de 2012, del 24º del día del Guerrillero Español-Homenaje a la Guerrilla Antifranquista, las asociaciones convocantes del mismo, AMICAL de Catalunya, AGLA de Valencia y La Gavilla Verde de Santa Cruz de Moya, quieren hacer público el compromiso que las reúne en este acto de homenaje y recuerdo a los últimos soldados de la Segunda República Española. 

Desde el comienzo de esta celebración, siempre nos han acompañado miembros de aquella empresa heroica transmitiéndonos sus experiencias, sus sentimientos y sus reivindicaciones de rehabilitación y reparación como soldados del Ejército Popular de la República condición que les fue negada tanto en la dictadura como en la democracia por la que tanto lucharon. 

Pero la historia, inexorable acompañante de nuestras vidas, va cumpliendo sus dictámenes y va trasladando a la mayoría de ellos al lugar de la memoria. 

Este año, hemos sentido más que nunca este traspaso a la historia de un buen número de guerrilleros, tanto es así, que su presencia con nosotros se ha visto sensiblemente menguada. 

Nosotros, más jóvenes, que no conocimos aquellas luchas, pero las asumimos como nuestras, pues sabiamente nos las supieron transmitir, nosotros, queremos dejar constancia de nuestro compromiso en la tarea de evitar que la memoria de los guerrilleros españoles se diluya con el paso del tiempo, pues consideramos que su esfuerzo no fue estéril, nos enseñaron el sacrificio por unas ideas, la fortaleza de unas convicciones y el valor de afrontar la muerte por defender la libertad de todos los españoles. 

Ni podemos ni debemos desistir de este compromiso, pues aunque su presencia viva deje un día de acompañarnos, sí que rendimos testimonio ante las cenizas de muchos de ellos que reposan junto al monumento, por ellos y por todos los guerrilleros y puntos de apoyo que combatieron la dictadura, por la paz, la libertad y la democracia junto a todos los pueblos del mundo. 

La grave situación que atraviesa nuestra sociedad, no atañe sólo a los sectores y poderes económicos, cada día, podemos observar que para la imposición de determinadas políticas, se cercenan nuestros derechos civiles y es por los derechos y las libertades que secuestró la dictadura franquista por la que combatieron estos hombres y mujeres. Sus anhelos deben ser los nuestros y aunque las formas de lucha cambien, debemos aprender a resistir. El conocimiento de la resistencia antifranquista es necesario para que los jóvenes sean la vanguardia de la defensa de las libertades que tan cara pagaron los pueblos de España. 

MANIFESTAMOS 

Nuestro compromiso 

En proseguir la tarea de reivindicar el trabajo de estos luchadores frente a una sociedad y unos políticos que se desentienden del sacrificio que realizaron en pos de una sociedad más libre y justa. 

En perpetuar este homenaje a estos hombres y mujeres que entregaron lo mejor de sus vidas para conseguir una sociedad mejor para todos los españoles. 

En difundir el objeto de su lucha y los sacrificios que padecieron entre los más jóvenes que desconocen la importancia de vivir sobre unos valores de libertad, justicia y tolerancia. 

En que las ausencias de los últimos guerrilleros a este acto no será obstáculo para convocarnos todos lo primeros domingos de octubre en el recuerdo y la reclamación de la justa rehabilitación de la importante contribución a la democracia realizada por los œltimos soldados de la Segunda Repœblica Española. 

De lo que queremos dejar constancia en Santa Cruz de Moya a 7 de octubre de 2012 

Día del guerrillero Español. 

AMICAL, AGLA, LA GAVILLA VERDE.

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Ecologistas en Acción reta al Ministerio de Medio Ambiente a que diga qué dato de su informe de calidad del aire es incorrecto o alarmista

El Secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico de Armas, ha declarado hoy que el informe sobre la calidad del aire en España de Ecologistas en Acción está "orientado a generar alarma". Para Ecologistas en Acción lo realmente alarmante es la inactividad y falta de liderazgo del Gobierno en un asunto tan importante como el aire que respiramos.

Según recogen fuentes de Europa Press, el Secretario de Estado de Medio Ambiente ha declarado que el estudio de Ecologistas en Acción sobre la calidad del aire en el Estado español 2011 está "orientado a generar alarma", al tiempo que abogaba por tener en cuenta la normativa europea.

Pues bien, es sobre la base de esa misma normativa, que el estudio concluye que un 22% de la población española vive en lugares donde se superan los límites legales que marca la legislación europea. También sobre la base de esta normativa el Reino de España tiene abierto un proceso de infracción, que está a punto de llegar al Tribunal de Justicia Europeo. 

Del mismo modo, la Comisión Europea ha denegado la solicitud de prórroga que han tramitado distintas regiones que no cumplen con la legislación de calidad del aire –el Área de Barcelona, Vallés-Baix Llobregat o Palma (Islas Baleares)–, así como previsiblemente denegará las prórrogas pedidas más tarde por Granada y Área metropolitana, el Corredor del Henares (Comunidad de Madrid), Madrid Zona Urbana Sur y la propia ciudad de Madrid. Lo que, dicho sea de paso, supone el reconocimiento de que no se cumple la ley para el contaminante para el que se ha pedido la prórroga, en este caso el dióxido de nitrógeno. 

Por otro lado, Ecologistas en Acción quiere recordar que lleva años realizando el estudio siguiendo la misma metodología: analizar por un lado las superaciones de los índices legales (10,4 millones de personas viven en zonas donde se superan, y eso sí que debería alarmar al Ministerio), y por otro, se determina en qué lugares se superan los niveles que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Es curioso que la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), en su informe presentado hace diez días, por primera vez utiliza la misma metodología que viene usando Ecologistas en Acción desde hace tiempo. No se sabe si se tachará también a la AEMA de realizar informes alarmistas.

Para Ecologistas en Acción lo realmente alarmante es que el Ministerio no informe de la situación de la calidad del aire y se dedique a minimizar un problema que, hay consenso científico, es grave. Lo preocupante es que no lidere una acción decidida para que las comunidades autónomas cumplan a rajatabla la ley, algo que ahora no ocurre en gran cantidad de casos.



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No a los recortes. No a la Ley Wert, por Juventudes Comunistas

La crisis capitalista ha puesto a los y las estudiantes en el punto de mira. Quieren destruir la educación pública mediante una reforma y unos recortes que nos harán mucho más débiles, potenciarán las desigualdades y contribuirán a elitizar el sistema educativo. Con ello, pretenden crear trabajadores precarios empujados al paro, la temporalidad laboral o la emigración al extranjero.

Se eliminarán asignaturas y modalidades (tanto en ESO como en bachillerato), se encaminará al alumnado a cursar una FP devaluada antes que una carrera universitaria, se implantarán reválidas y exámenes que funcionan como filtro, fusionarán el bachillerato de Artes con el de Humanidades y Ciencias Sociales; y se le otorgará más poder al director del centro, quitándoselo a los alumnos y al consejo escolar, entre otras cosas. Se trata de negar al estudiantado sus derechos educativos, es decir, terminar de destruir el exiguo sistema educativo público que había sido conquistado por las luchas de nuestras madres y padres.

La reforma educativa sirve de complemento a los continuos recortes que veníamos sufriendo por parte del PPSOE. Ya en la pasada legislatura, modificaron la Constitución para cumplir con el objetivo de déficit, lo cual se traduce en un ajuste de 3.000 millones de euros en educación.

Para el alumnado, eso significa un empobrecimiento de las condiciones y del nivel educativo. Los centros no podrán cuidar sus infraestructuras, no se cubrirán las bajas a su debido tiempo, aumentarán el número de alumnos y alumnas en cada clase, se realizarán menos actividades extraescolares, habrá menos becas disponibles y será más difícil acceder a ellas. En definitiva, supondrá un claro retroceso en los derechos del estudiantado y un recrudecimiento de los chantajes que los que provocaron la crisis vierten sobre nosotros.

Para las trabajadores y trabajadoras de la enseñanza, estos recortes tienen también una repercusión atroz, ya que equivalen a miles de despidos de profesorado interino, bajadas de sueldo, no convocar nuevas oposiciones, etc. El profesorado deberá además impartir más horas de clase. Es evidente que sus condiciones y derechos laborales se deteriorarán.

Y mientras asistimos a todo este vendaval de recortes, la educación privada y concertada encuentra en este retrógrado gobierno un gran aliado para seguir robando el dinero de todas y todos. Día a día, se invierten más recursos públicos en la educación privada (desde 2007 su financiación pública ha aumentado un 30%) y en la concertación de centros frente al despojo de fondos que sufre la educación pública. Hay que recordar que gran parte del dinero que nos quitan a las familias trabajadoras va a parar a la Iglesia Católica y a los grupos empresariales que financian estas instituciones.

No podemos quedarnos quietos ante este aluvión de ataques a la enseñanza pública. Estamos presenciando cómo los banqueros, los corruptos, los capitalistas que nos metieron en esta crisis económica pretenden seguir ganando beneficios a costa de nuestro derecho a la educación.

Desde la Juventud Comunista rechazamos rotundamente todos y cada uno de los recortes y las reformas llevadas a cabo por el gobierno con el único objetivo de hacernos pagar a las y los estudiantes, a la clase trabajadora, una crisis que no hemos generado y seguir protegiendo los beneficios de la oligarquía económica del país.

Por ello llamamos a defendernos, a luchar por nuestros derechos, a la organización de movimiento estudiantil consciente y combativo para señalar a los que nos privatizan y pararlos.

Frente a los recortes y a la reforma, ¡defiéndete, organízate y lucha!

UJCE en Cuenca: www.jccuenca.blogspot.com

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