La denominación del Día del guerrillero Español, por Pedro Peinado


Hemos podido leer en las redes algún comentario mostrando su desaprobación por el nombre escogido en 1989 por las asociaciones de exguerrilleros para denominar a su conmemoración anual. Desde La Gavilla Verde, siempre lo hemos respetado y mantenido, a pesar que hace unos años, se acordó añadirle “Homenaje a la guerrilla antifranquista” al tenerse en cuenta algunas sugerencias realizadas por diversas asociaciones y personas. La denominación original “Día del Guerrillero Español”, se sostiene por varios argumentos.
  En primer lugar, porque son los propios guerrilleros o sus organizaciones los que lo escogen. Así se identifica a los guerrilleros que lucharon en Francia y en España, mayoritariamente, eliminando la no agradable diferencia entre maquis y guerrilleros para diferenciar a unos y a otros, o, las falsas polémicas, si fueron todos antifranquistas o ese apelativo solo corresponde a los que lucharon en España. 
  En segundo lugar, porque ellos han sido los únicos guerrilleros existentes en nuestro país y luchaban por él, en diversos territorios de la península y no querían que se les arrebatara esa condición, pues su lucha era por la republica española. No hubo un movimiento guerrillero independentista o autonomista, eran todos antifranquistas y luchaban porque el término español no fuera de exclusividad franquista. 
  Por último, el día y el monumento se elevan en plena transición, 1989 y 1991, por dos objetivos, el recuerdo a los que cayeron en aquella lucha y la reivindicación de su reconocimiento por parte del estado como último exponente del Ejército popular de la República. El estado debería haber equiparado, reparado y reconocido su lucha, no ahora, sino, recién estrenada la democracia, de igual forma que se hizo en su día en Francia y Alemania.
  El término no acaba de cuajar en algunos sectores de la izquierda que rechazan todo lo que haga referencia a España o español, por el abuso e identificación que sobre esos términos se ha realizado tradicionalmente desde la derecha. Existiría, entonces, un patriotismo español de derechas, pero no de izquierdas, o más acertadamente, no existiría más patriotismo español democrático que el que el nacido en los albores de esta democracia. Afinando aún más, un sector de ciudadanos, demócratas y mayoritariamente de izquierdas se sentirían patriotas bajo una nueva forma de estado, pero no sin ella. 
  Entenderíamos, entonces, que el nacionalismo español tendría tres grandes familias. La primera la que concibe un estado unitarista heredero de la una grande y libre, pero del que podríamos encontrar sus raíces con anterioridad a la existencia del franquismo. La segunda, la que emana de la Constitución defensora del estado de las autonomías, de la simbología y forma de estado que en ella se recogen y que podemos definir en una sola frase: no soy monárquico, pero soy juancarlista. La tercera, pequeña, pero que no para de crecer, reivindicaría la forma republicana de nuestro estado y en ella convivirían unitaristas, autonomistas, federalistas y confederales. La forma de estado republicana estaría por encima del resto de cuestiones. 
  Estas actitudes son el producto de que durante la transición se aceptó en la constitución la utilización de la bandera, con el cambio de escudo, y del himno utilizados por Franco en sus cuarenta años de dictador. Esa aceptación también la hicieron los partidos que representaban a la mayoría de izquierdas, socialistas y comunistas, pero no sus bases. 
  Viene a mi memoria una anécdota que protagonizó el escritor Julio Llamazares en las II Jornadas El Maquis Santa Cruz de Moya. Cuando tomó la palabra, antes de introducirse en el tema de su intervención, nos llamó la atención a los organizadores del evento. Señalaba el escritor, que mientras para denominar al país vecino, utilizábamos Francia, nos referíamos al nuestro como Estado Español. La crítica, si bien recuerdo, tenía dos vertientes. Si nos referíamos como estado a uno, de igual manera debíamos hacerlo con el otro o a la inversa. La segunda cuestión, más interesante en este espinoso tema, hacía referencia al abandono que se había realizado del concepto de España por parte de los demócratas de izquierda, facilitando, así, que el término se constituyera en propiedad privada de la cerril derecha. Esto sucedía por la influencia de las corrientes nacionalistas y de lo ya expuesto en líneas anteriores, un cierto rechazo a la utilización a los términos y símbolos de los que se había realizado por la dictadura. 
  Los redactores del programa, puedo subrayarme como responsable del mismo, reflexionamos, no tan solo de las palabras del excelente escritor leonés, además, la discusión tuvo continuidad al día siguiente con alguno de los guerrilleros que habían dado nombre al monumento y al día del guerrillero y los motivos que les había llevado a ello, siendo buena parte originarios de Cataluña. Son los mismos guerrilleros agrupados en AMICAL de Catalunya dels antics guerrillers espanyols a França, los que propusieron el nombre, a pesar de su visible amor por su patria catalana, es más, cuando empezaron a debatir dónde emplazar el monumento, quisieron que fuera en las cercanías del sistema ibérico, por ser un lugar representativo de la lucha guerrillera y céntrico en su situación peninsular. Pero no se detuvieron ahí, al monumento, a imitación del que los guerrilleros españoles elevaron en Francia, lo denominaron Monumento Nacional del Guerrillero y el lema, que más tarde finalizó su obra de reconocimiento a sus ex compañeros, dice así: En memoria de los guerrilleros españoles muertos en la lucha por la paz, la libertad y la democracia al lado de todos los pueblos del mundo” Nótese que se evitó la palabra caídos, que se insiste en la calidad de españoles y en su carácter internacionalista. La influencia francesa también está presente en la denominación de la asociación catalana y de la extinta de Madrid que fundó nuestra querida Raquel Pelayo, en Francia se denomina Amicale des Anciens Guérilleros Españoles en France – Fuerzas Francesas del Interior (AAGEF-FFI), existiendo además una sección departamental que añade el nombre del territorio al que se adscribe. 
  Somos sabedores que el nombre sigue siendo indigesto para algunas personas de izquierda, pero también lo es para muchas personas de derecha, justamente por la utilización del término español por parte de organizaciones de izquierda. En los últimos años, el movimiento republicano ha ido creciendo, no tan solo como un exponente de la izquierda, a ese contingente, se le suma la identidad con una España que no viene representada por el franquismo, sino que se retroalimenta directamente en la forma de estado republicano que significó la II República, que para acabar de adobar el texto, se denominaba española.

Pedro Peinado

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